Szerencse

603 66 8
                                    

–Si nos quedamos en algún hotel por hoy–habló Amaya a Sukuna.

Sukuna, con una mirada intensa, asintió ante la propuesta de Amaya.

—Será interesante ver qué depara la noche en este valle. ¿Qué dices? —respondió Sukuna, dejando entrever una sonrisa sugerente.

Juntos, decidieron explorar el hotel en busca de la recepción. Un anciano, al verlos llegar, les dirigió una cálida sonrisa.

—Espero que encuentren todo a su gusto. Si necesitan algo, no duden en decírmelo —ofreció el anciano.

Amaya agradeció y, con un toque de intriga en su mirada, preguntó por lugares interesantes en el valle. El anciano les recomendó un mirador cercano y un antiguo templo rodeado de leyendas.

Después de recibir las llaves de su habitación, Amaya y Sukuna se dirigieron hacia ella. La puerta se abrió revelando una estancia acogedora, con un balcón que ofrecía vistas al misterioso valle nocturno.

—¿Qué opinas de explorar el mirador antes de descansar? —propuso Amaya.

Sukuna, intrigado, aceptó la idea y juntos se encaminaron hacia el mirador bajo el manto estrellado. La noche en el valle prometía revelar más que paisajes pintorescos.

El camino hacia el mirador estaba envuelto en una serena oscuridad, solo iluminado por la luz de la luna. Amaya y Sukuna caminaban lado a lado, el aire fresco del valle impregnando la atmósfera.

Al llegar al mirador, la vista panorámica del valle se desplegó ante ellos, revelando una majestuosidad. Las luces titilantes de las estrellas se reflejaban en la oscura extensión del valle, creando un paisaje que parecía sacado de un sueño.

—Impresionante, ¿verdad? —comentó Amaya, admirando la vista.

Sukuna, sin apartar la mirada del horizonte, asintió en silencio. La quietud del valle se mezclaba con la quietud entre ellos, creando una conexión más allá de las palabras.

El silencio entre Amaya y Sukuna se hizo palpable mientras él dejaba de admirar el paisaje y dirigía su mirada hacia su compañera. Los destellos plateados de la luna iluminaban sus rostros, revelando una conexión que trascendía lo mundano.

—Amaya... —murmuró Sukuna, su voz cargada de un matiz diferente, mientras se acercaba lentamente.

–¿Mmm?¿Me has dicho algo?–preguntó ella

Sukuna, sorprendido por la pregunta de Amaya, vaciló por un momento antes de responder.

—No, solo estaba... pensando en el paisaje —dijo Sukuna, desviando la mirada y revelando un atisbo de nerviosismo.

Amaya, con una sonrisa juguetona, se acercó a él.

—¿Pensando en el paisaje? Parecía que tenías algo más en mente, Sukuna —comentó Amaya, dejando que su voz resonara con un tono sugerente.

Sukuna, ahora lidiando con una mezcla de nervios y cautela, intentó mantener su compostura.

—Bueno, quizás... tal vez estaba pensando en más de una cosa —confesó Sukuna, con una expresión entre incómoda y divertida.

Amaya rió suavemente, disfrutando de la momentánea vulnerabilidad de Sukuna en medio de la noche.

–Si tienes que decirme algo dímelo–habló ella mientras se acercaba hacia él

...

Con la luz del amanecer pintando el horizonte, Amaya y Sukuna emprendieron su camino hacia un nuevo destino. El valle, ahora bañado en tonos cálidos y suaves, revelaba paisajes que parecían surgir de la fantasía.

Mientras caminaban lado a lado, el silencio entre ellos no era incómodo; más bien, era un silencio tranquilo.

Mientras caminaban lado a lado, el silencio entre ellos no era incómodo; más bien, era un silencio tranquilo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

–¿Disculpa, sabe a donde lleva este camino?–preguntó Amaya a un campesino de la zona.

–Ooh por supuesto–el campesino, con amabilidad, señaló hacia el camino que se extendía frente a Amaya.

–Este camino te llevará directo a Kusoge, un pueblo conocido por su pesca y su serena belleza. Si sigues recto, no deberías tener problemas para llegar–respondió el campesino, sonriendo con cordialidad.

Amaya agradeció la información y se despidió con una sonrisa, emprendiendo el camino hacia Kusoge. Curioso, Sukuna se acercó a Amaya.

–¿Qué te dijo el campesino sobre este camino?–preguntó con interés

–Este camino nos lleva a Kusoge, un pueblo conocido por su pesca. Parece un lugar interesante.–Amaya, con una sonrisa, compartió la información

Sukuna asintió con curiosidad, y juntos continuaron su camino hacia Kusoge, sin sabes lo que podría llegar a pasar.

...

Los hechiceros, guiados por un mapa y sus conocimientos, dirigieron sus pasos hacia el pueblo llamado Kusoge. El aire vibraba con una extraña resonancia mágica mientras se acercaban a las fronteras de este lugar, cuyo nombre resonaba en los círculos místicos.

Al adentrarse en las calles de Kusoge, los hechiceros percibieron un sutil cambio en la esencia del pueblo. Sus habitantes, sin saberlo, estaban a punto de ser testigos de eventos que desafiarían la comprensión de la realidad misma.

La energía pesada se materializó súbitamente, envolviendo a los hechiceros con una presencia mágica intensa. El aire vibraba con una fuerza desconocida, y sus rostros reflejaban la sorpresa ante este giro inesperado.

–Esa...energía es de...–habló un hechicero

–Ryomen Sukuna–continuó otro

Los hechiceros, ante la inminente llegada de Ryomen Sukuna, se prepararon para enfrentar la situación con determinación. El líder de los hechiceros, con autoridad, delineó su estrategia.

–Si vienen en esta dirección, los interceptaremos aquí en este pueblo. Debemos asegurarnos de ganar—declaró el líder, cuya expresión denotaba la seriedad del momento.

–Pero los pueblerinos de Kusoge..¿no deberíamos hacer una evacuación?–habló uno de los más jóvenes

–Si se llegan a enterar que estamos aquí todo seria un fracaso..así que por esta vez serán daños colaterales–habló el líder del escuadrón.

La decisión de no evacuar a los pueblerinos generó un murmullo inquieto entre los hechiceros más jóvenes, pero acataron las órdenes del líder. La tensión en el aire aumentó mientras esperaban la llegada inminente de Ryomen Sukuna.

En las calles de Kusoge, los habitantes continuaban con sus actividades diarias, ajenos al torbellino mágico que se avecinaba. El destino del pueblo pendía de un hilo, mientras los hechiceros se preparaban para un enfrentamiento que podría cambiar el curso de los acontecimientos en ese rincón místico y pesquero.

Con hechiceros posicionados estratégicamente y la energía pesada aún palpable en el aire, aguardaron la llegada de la maldición, conscientes de que los eventos en Kusoge estaban destinados a desentrañar secretos que impactarían el tejido mismo de la magia.

Luck | R.Sukuna |Where stories live. Discover now