6

194 38 5
                                    

—Y entonces, Rin, ¿de qué se trata?—había preguntado Ayame a su amiga con bastante curiosidad.

Luego de la llamada de Rin, las chicas habían acordado verse en una cafetería cercana. Las tres jóvenes estaban a punto de mantener una conversación muy importante…

—Es sobre Bankotsu—confesó la castaña.

—¡Oh!—se sorprendieron ambas amigas.

Rion y Ayame sabían que las cosas no andaban muy bien entre la parejita.

—Creo que es el momento de…

—¿De…?

—Ya sabes, de dar el paso, hacer cositas, eso…

—¿Estás segura, Rin?—preguntó su amiga Rion, ​​quien tenía mayor conocimiento sobre su caso.

Rion había sido la primera en descubrir la infidelidad de Bankotsu. Un día la chica iba en el auto de su padre rumbo a un famoso restaurante que acababa de abrir a las afueras de la ciudad, en ese momento, sin siquiera imaginarlo se encontró con Bankotsu.

El muchacho iba de la mano de una hermosa chica de cabellera rubia y unos espectaculares ojos azules. Los dos parecían bastante confraternizados, por la manera en que Bankotsu la hacía sentarse en una de las mesas del lugar, con aquella galantería, besando su mano y acariciando su rostro de tanto en tanto, para luego proceder a besar sus labios con extrema dulzura.

Al presenciar aquella escena su apetito había desaparecido por completo y sintió unas inmensas ganas de vomitar.

«¡Qué tipo tan asqueroso!» Rion pensó muy molesta.

La chica no se quedó con eso y rápidamente empezó a tomar una serie de fotografías que luego mostraría a su amiga, para ayudarla a abrir los ojos con respecto al tal Bankotsu.

—¡Debes dejarlo, Rin! Es un desgraciado de lo peor—le había dicho con furia el día anterior.

La castaña sollozó durante horas en sus brazos, pero su carácter no parecía ser lo suficientemente fuerte como para tomar una decisión definitiva.

—¡Yo lo amo!

—¡Pero él no a ti! Puedes verlo en la foto, está bastante claro.

Bankotsu se encargó de aprovecharse del amor que le tenía su amiga, para inventarle una de esas típicas excusas: “Yo no lo quise hacer” “La necesidad me gano” “Es que tú no me das lo que yo necesito”. Era tan básico y elemental, que desde ese momento no soportaba verle la cara.

—No puedo creer que vuelvas con él.

—Él no la quiere, me lo confesó.

—¡Por Dios, Rin, tampoco te quiere a ti!

—¿Tú lo crees?

—Es demasiado evidente, ¿cómo puedes estar tan ciega?

Pero a pesar de querer hacerla entrar en razón, su amiga no la escuchó y siguió manteniendo un noviazgo que estaba destinado únicamente al fracaso.

—Sí, estoy completamente segura. Lo amo, por supuesto que quiero que mi primera vez sea con él.

Rion reviró los ojos sin que su amiga pudiera verla.

«Dios mío, ¿por qué tenía que oír semejante estupidez?» Pensó la chica a punto de levantarse de aquella mesa.

La chica no dijo nada más, fue Ayame quien se encargó de aconsejarla al respecto:

—Debes respirar profundamente y tratar de relajar todos los músculos. No te angusties, duele un poco al inicio, pero luego el dolor pasará y podrás disfrutarlo, te lo aseguro.

El placer de lo prohibido Where stories live. Discover now