En tu mente

31 8 20
                                    

Quizás para una persona tan solitaria y nostálgica como Siena, una casa en las montañas podía ser una buena opción. Era un lugar aparentemente seguro y sin distracciones, nada mejor para terminar su próximo libro. Johnny, su editor, la colmaba de llamadas todos los días en busca de su nueva entrega, todos los lectores de Siena esperaban con ansias “En tu mente”, preguntándose cuánto terror había de por medio. Era la Best seller del momento, la estrella, su rostro figuraba en todas las revistas relacionadas con la literatura ¡Hasta el New York times le había sacado un artículo! Pero nada parecía llenar su pesada alma, por dentro, estaba vacía, escribir y escribir… Era lo único que la sacaba de su pesado mundo.

En última instancia decidió mudarse, huyendo de sus demonios, de su pasado, da cada cosa que la hacía ser “Ella”.

Varias semanas después de su mudanza, comenzaron los tormentos, todas las noches a las 3:00 AM se le paralizaba el cuerpo, abría los ojos de par en par del susto. Era como si una fuerza descomunal la mantuviera pegada a la cama, como si alguien pausara cada movimiento de su cuerpo. Sola, en medio de las montañas, no había mucho por hacer, así que se resignó quedarse quieta hasta que pasara, con un pánico inmenso carcomiéndola. Quince minutos después ya podía moverse con normalidad. Analizó el perímetro en busca de algo fuera de lo común, estaba apagado el incienso, dejando un ligero olor a ropa limpia, la ventana estaba cerrada, pero a través de ella se veía la copa de los árboles. El escritorio, la laptop, la lámpara, todo estaba en su lugar, a excepción de…

—¡¿Y el espejo?! —Se preguntó para sí misma.

Se suponía que debía estar en la pared de la izquierda, al lado de la cama. Pero ahora solo estaba vacío.

Se levantó del susto, no recordaba haberlo cambiado de puesto ¿O quizás si? Caminó hacia las luces, pues se veía muy poco en la penumbra. Y al hacerlo, volteó hacia la pared y el espejo estaba allí, intacto, como si esa pared jamás hubiera estado vacía. Siena comenzó a dudar de sí misma ¿Acaso estaba perdiendo la cabeza? Se acercó más al espejo, de manera que ahora estaba reflejada en él y algo muy preocupante azotó su mente, como balde de agua fría. Había alguien detrás de ella, volteó de nuevo con rapidez, no había nada. Volvió a mirar al espejo y esa sombra seguía allí. Y esta vez sonrió, unas enormes letras aparecieron en el espejo:

Ven conmigo…

Y la figura sombría extendió el brazo que parecía hecho de humo. Siena cayó al suelo del susto y se tapó los ojos al mismo tiempo que se tiraba del cabello.

—Esto no está pasando, no está pasando, está en mi mente.

...

—Es un muy buen final para tu libro—felicitó Johnny.

Siena agachó la cabeza con timidez y esbozó una sincera sonrisa.

—Aunque llamar a tu protagonista como tú, y hacerla escritora igual que tú no es lo que esperaba. Pero puede funcionar.

—Como es mi último libro, quise hacer algo diferente. Digamos que es mi despedida.

—¿Entonces todo estuvo en la mente de la protagonista? —preguntó incrédulo.

—Sí, en su mente. De ahí el nombre del libro.

Antología de Cuentos Oscuros (TERMINADO)Where stories live. Discover now