eleventh

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Definitivamente habían sido los tres mejores meses de toda su vida

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Definitivamente habían sido los tres mejores meses de toda su vida.

Había mantenido una rutina completamente tranquila, siempre despertaba con su novio osezno durmiendo pegado a él como una pulga por el calor que desprendía, se quedaba un rato así y apreciaba su carita dormida hasta que el hambre le ganaba. Usualmente tenía que reemplazarse por una almohada vestida de la camisa o suéter que haya usado la noche anterior para que el oso no notara su ausencia tan pronto.

Apenas salía del cuarto de hibernación el frío lo golpeaba, por lo que iba corriendo a prepararse un café, un té o un chocolate caliente, lo que sea que lo ayudara a tener un poco de calor en su cuerpo. Luego hacia desayuno, él comía arriba y después llevaba la comida para el azabache, la cual dejaba cubierta con otro plato, casi siempre el aroma terminaba despertándolo, por lo que tan solo se sentaba, comía y volvía a reclamarle a Roier que durmieran de nuevo.

Para él era algo completamente distinto a lo que solía hacer, era demasiado energético y siempre necesitaba estar activo, haciendo algo o saliendo constantemente. Le entristecía un poco que en la isla Quesadilla no nevara, es más, casi ni llovía, pero la temperatura subía y bajaba normalmente según las estaciones. Si hubiera nieve, ya hubiera sacado a Spreen de la cama para ir a jugar afuera.

Como ese no era el caso, no tenía más opción que quedarse adentro, pero no le disgustaba en absoluto. Estaba en un lugar tranquilo, cómodo, tenía tv, sábanas calientitas y a su lindo osito, que por primera vez hacia honor a su especie y daba la apariencia de ser completamente abrazable.

Claro que esto último solo podía ser hecho por él, eso lo llenaba de orgullo.

A veces Spreen completaba más de 24 horas seguidas durmiendo, cuando despertaba estaba muerto de hambre y con ligera "energía", o bueno, eso decía él, pues al menos era suficiente para ser capaz de estar despierto. En esas ocasiones aprovechaba para invitar a sus amigos a casa y pasar el rato, ya fuera Missa o Quackity, que eran amigos en común con el osezno, o El Mariana, su mejor amigo. También charlaba con algunos de los angloparlantes que se pasaban por allí.

Sus amigos lo habían puesto al día con lo que pasaba en la isla, por ahora todo era tranquilo. Era el lugar perfecto, con el clima perfecto y personas agradables, pero sobre todo, tenía un perfecto anfitrión. El oso albino era agradable, hogareño, amable e incluso divertido, muchos de los nuevos residentes lo adoraban, aunque siempre habían algunos que desconfiaban de él.

También se había enterado de que su mejor amigo estaba intentando algo no oficial con el chico Slime, al igual que habían muchos proyectos de construcciones que daban mucho que esperar, como la del tal Foolish, que hasta el momento iba genial.

Le contaron muchas cosas, en especial el castaño de lentes que exageraba un poco con lo extraordinaria que era la isla para intentar convencerlo de que saliera a dar una vuelta o que fuera de expedición con él, pero Roier siempre se negó, la oferta era tentadora, pero prefería mil veces acompañar a su novio en su hibernación, además, cuando acabara el invierno probablemente todo de lo que hablaban, que al momento eran solo proyectos, en el futuro ya estarían terminados.

purple eyes | spiderbear ⭑Where stories live. Discover now