La curiosidad que tenía Roier por ese oso era demasiada, de alguna manera llamaba su atención aún si en realidad este era lo que menos quería.
Era lindo aún con esas gafas oscuras que siempre llevaba.
Pero cuando observó aquellos ojos violetas por p...
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No sabía que era peor.
El simple hecho de haber intentado besar a Spreen y haber fallado por un descuido.
Haberse caído en el intento.
O haber caído sobre él.
Era vergonzoso, demasiado, sólo sabía que todavía estaba procesando el golpe, aún si quién más había recibido el impacto era el azabache, el cual estaba debajo suyo con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.
— Uh.. Roier.. Gil. —murmuró bajo, seguido de un gruñido, haciendo el intento de siquiera levantar su cabeza, pero con el peso encima suyo ni siquiera quería hacer ese mínimo esfuerzo, por lo que prefirió volver a apoyar esta en el suelo.— Salí, pesas.
— Ay, perdona mi rey, fue un mini desliz. —se disculpó con pequeñas risitas de por medio para amenar el ambiente antes de quitarse de encima suyo, escuchando un crujido ante el movimiento, notando pedacitos negros bajo el muslo derecho del pelinegro.
"Me lleva la chingada."
Maldijo mentalmente, asumiendo al instante que eran los lentes impropios, no sabía en que momento los había soltado, pero sabía que era su culpa y eso significaba que probablemente pronto estaría muerto.
Suspiró decidiendo actuar rápido para evitar entrar en pánico por su reciente error, sacudió sus prendas antes de levantarse con cuidado, ofreciéndole su mano con una pequeña sonrisa apenada.
— Ven, Arriba. —pudo observar como el mayor tenia una expresión de molestia posiblemente por el dolor que sentía, no obstante cuando abrió sus ojos la expresión del mismo cambió a una de burla, reprimiendo una sonrisa, algo incomprensible para el arácnido.— ¿Mhh? ¿Qué pasa? ¿Qué tanto me miras ¿Te gusto? —bromeó, como siempre.
Claro que no contaba con su propia apariencia. Su hoodie rojo a pesar de la superficial limpieza que le había dado tenía tierra y trocitos de pasto en las mangas, al igual que en sus mejillas, su cabello estaba todo desordenado y su vincha a punto de caer, la hebras de su cabello hacia arriba dejaban una buena visión de su rostro.
Y entonces, Spreen se dió cuenta de que Roier tenía unos ojos similares a la miel, un color lindo y atractivo.
Spreen es un oso, a los osos les encanta miel.
O bueno, eso dices pero después de todo Spreen es Spreen, un perfecto evasor.
— Estás hecho pija, amigo. —respondió después de un corto rato de silencio que se sintió eterno, evitando sus efímeros pensamientos y finalmente riéndose cuando la vincha azul terminó de resbalarse en el rostro ajeno, cayendo en el puente de su nariz. Soltó una carcajada después de aprovechar la mano que le era ofrecida para levantarse antes de que se apartara, procediendo a apoyarse en el tronco del árbol para estabilizarse.
— Ayay, ¿Por qué no me dijiste antes, pendejo? —se separó soltando su mano al instante, sacudiendo su cabello mientras frotaba su cara, acomodándose el accesorio considerablemente apenado bajo la vista del osezno, la cual estaba descubierta.
