El Envenenador 3

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Desde chico Jiang Cheng no se sintió amado, su padre nunca lo tacaba ni lo llevaba con él, cargarlo en brazos era impensable, su madre siempre lo criticaba, siempre lo corregía, nunca estaba satisfecha con él, su hermana era demasiado blanda, muy buena y cariñosa, pero ella era buena con todos, nunca decía nada malo de nadie y nunca hacia diferencia entre todos los demás y él.

Una cosa era saber que lo querían, pero otra cosa era sentirlo.

La única persona que lo quiso en su niñes fue Wei Ying, si A-Xian robaba frutas le daría las mejores a él, si A-Xian tenía una idea descabellada se la contraria primero a él. Si A-Xian tenía miedo de los perros lo llamaría a él, siempre lo decía "Jiang Cheng sálvame" era una cosa tan sencilla como arrojar un par de piedras para que los perros escaparan pero se sentía tan importante al hacerlo, como si hubiera luchado contra diez mil cadáveres y rescatado a su hermano. Aunque le molestaba en serio ver a Wei Ying llorar por los ladridos de un perro, al principio creyó que les iría perdiendo el miedo, pero no fue así incluso se congelaba si el perro era mas grande de lo normal.

Wei Ying y él siempre fueron iguales, aunque la gente no lo notaba, ellos dos podían ser lo suficientemente crueles para que la gente lamentara cruzarse con ellos, podían comer la misma cantidad de arroz y no dejar un gramo para compartir con otros, recibían los mismo castigos porque cometían los mismo crímenes, se metieron a robar vainas de loto, se subieron a mirar desde la copa de los árboles, hicieron carreras montando a caballo que levantaron polvo en la ciudad sin pensar en que pudieron matar a alguien, puede que Jiang Cheng fuese mas reservado, pero eso no significa que no se divirtiera.

― ¡Dilo! – Wei WuXian golpeaba sobre la almohada mientras le pedía una y otra vez que lo dijera, pero Jiang Cheng ya no tenia diez años y decirlo era estúpido

― No lo hare

― ¡Hazlo!

― No lo hare, bájate de mi cama estas desordenando todo y tengo que dormir

― No necesitas dormir, vamos a investigar... pero dilo

Jiang Cheng se golpeo la frente con la mano y comenzó a reírse, hizo una voz graciosa y dijo la tontería que A-Xian quería escuchar, luego lo vio reírse como un niño.

Ese era su hermano, suyo. Era a quien no compartiría jamás, porque Wei Ying era obediente y coqueto con su padre, arrogante y directo con su madre, infantil y suave con su hermana, pero con él, era él mismo, no fingía nunca no se jactaba de nada.

― Cuando vayamos a Gusu deberás comportarte

― ¿Quién quiere ir? No me importan sus reglas, solo sigo el dogma de la secta Jiang, además tendré que ver la cara de ese pavo real idiota y su obeso primo grasoso.

― Deja en paz en Jian ZiXuan, es el prometido de la hermana

― Yo lo dejo si él me deja

Gusu, lamenta haber ido a Gusu.

Tal vez lo que mas lamenta de Gusu es que perdió parte del corazón de su hermano, siguió queriendo a su padre, a su madre, a su hermana y a su secta pero comenzó a quererlo a él.

Jiang Cheng ha bebido muchos tipos de veneno, pero no soporto el sabor amargo que provo cuando lo supo, Wei WuXian estaba enamorado. Y no fue que amara a Han GuangJun lo que lo irrito hasta quemar cualquier posibilidad de aceptarlo, fue el fuego que quemo esa carta llena de palabras de añoranza, no las leyó, solo las quemo.

Pero decir que no sabía sobre Han GuangJun seria mentir, mas de una vez encontró los ojos brillantes que le daban a su hermano, no era la primera vez que alguien se enamoraba de él, lo veía incluso en el bar cuando el mesero les dejaba una jarra adicional de vino con la esperanza de charlar con él, cuando las chicas en los mercados les regalaban fruta, cuando las joven damas visitaban a su hermana y siempre terminaban rodeándolo.

LAGRIMAS DE LUNAWhere stories live. Discover now