Incienso y te de menta 3

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Incienso y te de menta 3



El té que su padre le trajo de regalo era muy fino, tenía un aroma delicioso, no solo contenía menta, tenía otras hierbas igual de aromáticas, mientras esperaba para que su padre le entregara su espada, bebió de su taza caliente, ya habían pasado de las nueve de la noche y Lan Yuan estaba luchando por mantenerse despierto. Llevaba toda su vida durmiendo a las nueve.

Despertó cuando sintió la mano de su padre, intento evitarlo, pero un bostezo se le escapo. Pocas veces tendría largas charlas con su padre, en realidad esas largas platicas eran sobre su entrenamiento, por eso, no se sintió incomodo mientras caminaba con su padre en silencio por el bosque del clan. Llegaron al claro, Lan Yuan en ocasiones, ha venido aquí cuando su padre está de viaje, es un lugar muy tranquilo, nadie más vendrá porque tiene una barrera de protección, es fácil pasar si conoces la contraseña, pero fuera de él mismo, no cree que nadie más la conozca.

― Este lugar es importante...

― Padre...

― ¿Sabes porque hay una barrera?

― Lo sé, el tío líder me dijo, este es el sitio donde meditabas cuando eras joven

― Tengo treinta y tres años, me llamas viejo

No hubo una sonrisa, pero por un segundo, los ojos de su padre brillaron.

Su padre parece indeciso, no es común en él, siempre es firme. Pero parece que...

De pronto, los dos voltean, el silbido es el mismo, como si alguien lanzara agujas, luego, una leve carcajada, ahora sí, su padre sonríe, coloca ambas manos sobre sus hombros.

― Este es nuestro hijo... mañana lo llevare a su primera cacería...

"Nuestro hijo" Lan Yuan respiro con fuerza, no es la primera vez que escucha ese silbido, cierra los ojos, se concentra y al abrirlos, ella está ahí, su vestido rojo es lo que mejor se distingue, no dura, nunca dura. Ella desaparece. La risa no vuelve a sonar.

― Debo decirte algunas cosas, ahora que ya no eres un niño

― Padre, por favor no quiero saber – su padre lo observa, espera a qué él continúe. Y esa es la verdad, no quiere saber – Algunas veces me he preguntado, ¿Por qué yo no tengo una madre? Pero eso era cuando era un niño. Yo tengo una madre y tengo un padre... yo... no quiero saber quién la mato

Hay cosas que es mejor no saberlas. Su padre esta triste, lleva triste todos los años de su vida, antes se aisló para meditar y ahora se marcha por largos meses. Su padre ya no tiene a la persona que ama con él.

― No puedes esconderte de la verdad, algún día lo sabrás...quiero decírtelo

― Padre... padre yo lo respeto, no necesita hablar ahora, yo no quiero escuchar. Un día lo sabre, es cierto. Nada puede esconderse eternamente, pero yo... es cierto que no soy un niño, pero aún no soy un hombre.

― Está bien. Prométeme, que sin importar lo que escuches un día, vendrás a aclararlo conmigo.

― Lo prometo – haciendo una reverencia agradeció su ignorancia.

Cuando se enderezó nuevamente, su padre tenía ambas manos ocupadas, en su mano derecha tenía una espada larga, delgada, con la empuñadura de un color azul claro y en su mano izquierda una docena de agujas de acupuntura.

― Su nombre es Feng y te ayudara a fluir, y esto, esto es tu madre...

― Si es ella...

LAGRIMAS DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora