Dos años de paz un año de guerra 5

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Dos años de paz, un año de guerra 5



Se baño, se cepillo el largo pelo negro, se unto menta en las manos y en cuello, le gustaba la menta, le gustaba ese olor penetrante y refrescante, ella no desperdiciaba la poca menta que crecía, no cuando ellos respiraban ese aire contaminado por miles y miles de cadáveres. Se cepillo el cabello y se miro en un viejo espejo, casi no veía su propio rostro entre los rallones, aun así, se dio ánimos e hizo lo que tenia que hacer.

Cumplir con su deber como esposa.

Dejo a su hijo con su abuela y se fue a su recamara, Wei Ying estaba ahí. Hacia muchos meses que él no dormía con ella, pasaba las noches buscando maneras de recuperar a su hermano, al fin lo había conseguido. Estaba tendido en la cama (si les valía el nombre a unas pobres mantas sobre una estera de paja) tenia los ojos abiertos, pensando sin duda, ya era tarde, hacia horas que Lan WangJi se había marchado.

― Hueles a menta – dijo con una sonrisa – me gusta como hueles

― Lo sé – ella le puso la mano en la mejilla, hacia muchísimo tiempo que no se besaban, ahí nadie los vigilaba, pero aun había muchos días, muchísimos en los que la levantaba en brazos y la hacía girar – lo has logrado, tal como dijiste

― Alardee demasiado, tenia que lograrlo. Tu pelo está húmedo, sécalo o vas a resfriarte.

― Se secará después

― No.

Lo intento, llegar a su boca, cumplirle ya, después de tantos años, ser su esposa de verdad.

Pero él, suavemente la empujo, entre ellos había un matrimonio de papel, nunca se acostaron como marido y mujer, al comienzo ella no lo hubiera soportado, pero ahora, todo seria diferente.

― Soy tu esposa

― Y te amo, pero yo... no te burles. Nunca he estado con una mujer

El sonrojo se poso en las mejillas de ambos, ella sonrió. Ahí estaba, el Patriarca de Yilin, quien tenía cien vírgenes para desflorar, quien tomo a las mujeres más bellas en cada pueblo, a quien no le importo que fueran casadas o doncellas, confesando lo que su esposa ya sabía.

― Nunca me burlaría, pero no puedo seguir colgándome de ti sin darte nada

― Wen Qing, cállate. Me diste un hijo, me das una familia, me cuidas. Pero, no necesito más, no tienes que cumplir con nada.

― Aun lo amas ¿verdad?

― Si dijera que no ¿me creerías?

― Ahora que A-Ning a despertado... puedes seguir el camino que desees, si no es conmigo, ve con él.

― Hoy me dijo eso – ella se sorprendió, pero él le restó importancia agitando la mano – aunque lo dice, no es como yo. Lan Zhan quiere encerrarme, aislarme para que abandone el camino demoniaco, dijo que incluso podría protegerlos a todos. De qué me serviría estar al lado de un hombre que nunca estará conmigo. Él nunca ha estado de mi lado.

― Estaré yo y tu estarás conmigo y los dos criaremos a nuestro hijo – ella apoyo la cabeza en su hombro, su cabello seguía mojado – Sabes que me gustaría, aunque no es porque aun ame a ese hombre, te amo a ti y solo a ti.

― No usar su nombre me hace sospechar – la tomo de la mano y se giró para verla mejor – ¿Qué has pensado?

― Si Jiang Cheng tuviera una hija, o tu Shijie la tuviera, me gustaría que esa hija se casara con A-Yuan. ¿Te gustaría?

LAGRIMAS DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora