La marca que nos une [KaiSoo] (Lobos 1)

여덟: ¡AYUDA!

Cuando llegaron al palacio, los hermanos corrieron hacia la habitación de JongIn, quien al estar soltero aún vivía con sus padres como mandaba la tradición y comenzaron a hablar. JongDae confesó haber sido quien sanó al humano y se explayó sobre el miedo que compartía con Baek de que JunMyeon volviera a lastimarlo.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Pudiste llamarme para ayudar.

—No te necesitaba —espetó Dae con orgullo—. Además, tú eres el niñito de papá y jamás hubieras dejado que ayude a Baek.

—Es diferente si se trata de KyungSoo —declaró sorprendiendo a su hermano.

—Él te gusta —comprendió Dae inmediatamente oliendo la preocupación seguida por la inseguridad de su hermano al haber sido descubierto—, por eso andas odiando a JunMyeon.

—Aunque no lo quisiera, no tenía porqué lastimarlo —gruñó el rubio.

—Lo sé, por eso quiero ayudar a Baek a protegerlo. ¿Piensas ayudarnos a espaldas de papá? ¿O seguirás siendo el niño bueno y harás que nos maten a los tres?

—Jamás dejaré que lastimen a KyungSoo, y mucho menos papá.

—Bien dicho, pequeño —se burló Dae.

—¡No me trates así, nacimos de la misma camada! —Renegó JongIn sonando más joven, como siempre.

—Ok, ok, lobo malo, esto es lo que vamos a hacer —pronunció el castaño comenzando a contarle el plan.

JongIn escuchó atentamente y opinó de vez en cuando hasta finalmente culminar con el tema y dejar a su hermano marcharse con su familia.

—Iré a hablar con MinAh esta noche —clamó el rubio tomando su casco y sus llaves para salir del palacio y realizar sus labores.

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Una vez en Loto y Cerezo, JongIn se acercó directamente a la loba como ordenaba la tradición y pidió hablar tanto con ella como con su pareja; ella asintió y llevó al rubio hacia el estudio de WooBin.

—H ha sido encerrado —declaró el rubio apenas le dieron la palabra—. Rescatamos al compañero del concejal, que se mantuvo prisionero y él ha vuelto a casa sano y salvo mientras H cumple con su castigo.

—Perfecto, le agradecemos por el aviso, Sargento Mayor —habló la pelinegra con las manos temblorosas.

—La familia regente está manteniendo cuidado del humano y del concejal en su hogar, pero agradeceríamos que cuidaran del señor Do aquí, cumpliendo con el trabajo que antes ejercía ya que el concejal debe regresar a su trabajo y tememos que H vuelva a atacar si el humano se queda solo —dramatizó el rubio.

—Por eso no se preocupe, Sargento Mayor Kim, KyungSoo es bienvenido en nuestro restaurante excepto por los días que le tocan libres como a cada empleado —Informó ella acercándose a su esposo.

El humano, sabiendo cuál era su posición, no dijo una sola palabra aunque técnicamente aquel fuera su restaurante, pero su mundo era una mierda con los humanos y ahora que JongIn lo pensaba, su hermano mayor no estaba haciendo mucho para defender sus derechos.