하나: Mío

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Era media noche y el estacionamiento estaba vacío; sabía que debía haberse quedado dentro, pero KyungSoo no podía soportar más ese ambiente.

Nunca le habían gustado los hospitales, siempre le parecieron fríos, tristes, y odiaba el tener que verse obligado a permanecer encerrado en el interior. Por ello, durante uno de los descuidos del cambio de enfermeras, decidió escapar para poder tomar un poco de aire.

Regresaría; por supuesto, no era tan tonto como para huir del todo. Simplemente necesitaba despejarse.

Habían pasado pocos días desde su accidente. Un camión se había interpuesto en su camino, forzándolo a girar su motocicleta e intentar esquivar el mortal choque.

En un día regular, hubiera saltado y dejado que la moto patine sola hasta que chocara contra algún muro o límite que la ayude a parar; pero aquel día, la única opción que tuvo fue serpentear con ella intentando detenerla para así proteger a su hermana.

JooHyun se había aferrado a su espalda con el temor vibrando a través de su cuerpo, rogando porque todo se detuviera pronto.

Sin embargo, su deseo no se cumplió de la manera que hubiera querido.

Otro auto, viniendo del lado contrario a los hermanos, les dio el encuentro mientras intentaban estabilizarse, colisionando contra los jóvenes sin oportunidad de escape.

La primera en despertar y ponerse de pie fue JooHyun, tenía un lado del cuerpo arañado y algo de su ropa rasgada tras haber sido arrojada hacia el asfalto, pero no le tomó importancia; se levantó haciendo caso omiso al dolor de su cuerpo y fue en busca de su hermano, a quien encontró inconsciente contra el capó del auto con el que chocaron.

KyungSoo había atravesado el parabrisas y estaba cubierto en trozos de vidrios y sangre, mientras el conductor del vehículo descansaba sobre la bolsa de aire, igualmente inconsciente.

La pálida pelinegra gritó el nombre de su mellizo, asustada ante su condición, y no tardó en llamar a una ambulancia, rogando porque llegaran lo más rápido posible para poder salvarlos.

Una vez en el hospital, los médicos se preocuparon por la cantidad de sangre que el menor había perdido, las heridas internas que el accidente podría haber acarreado y la posibilidad de una fractura craneal. Aunque el joven había estado usando su casco durante el accidente, el golpe sufrido al atravesar el parabrisas del auto podría haber causado grave daño.

Todos estos riesgos estaban comiendo viva a la pelinegra, quien no dudó un solo segundo en aceptar cuando le pidieron donar sangre para su mellizo debido a la poca reserva de AB- que el hospital tenía, sintiéndose aliviada de poder ayudarlo como fuera.

Tras tomar la unidad permitida, las enfermeras llevaron la sangre a la Sala de Operaciones donde se encontraba el menor y le pidieron a la joven que regrese a la Sala de espera, prometiendo informarle sobre cualquier avance.

Sin embargo, cuando la vieron tambalearse al caminar, decidieron regresarla a uno de los cuartos de Trauma y revisar su historial, dándose cuenta de que ella no había sido ingresada ni revisada por un médico tras el accidente, activando la alarma de varios residentes.

Cuando JooHyun quedó inconsciente en plena sala de observación, un nuevo caos se alzó en Emergencia con enfermeras corriendo de un lado a otro, médicos siendo llamados por los parlantes, y estudiantes empujando la camilla de la joven a través del pasillo en dirección a la Sala de Operaciones paralela a la de su hermano.

Las horas corrieron mientras los médicos daban lo mejor de sí mismos por los mellizos, hasta que ambas cirugías llegaron a su fin.

Lamentablemente, una tuvo más éxito que la otra.

La marca que nos une [KaiSoo] (Lobos 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora