diecinueve

213 33 27
                                    

Lilith suspira abriendo la puerta de su departamento, nunca pensó que extrañaría ese lugar en ruinas, pero después de unos agitados, y horribles, días en Canadá, no había nada como volver a casa, donde se encontraba aunque sea un poco más segura que en su país de nacimiento. El trato con Leonel era que ella permaneciera allá una semana, quizá un poco más hasta que tenga su parte del testamento, pero luego de lo que pasó con su padre voló a Corea del Sur tan rápido como pudo. El mundo estaba actualizado, ahora mandar dinero era tan fácil como hacer una transferencia, y el lugar fijo que le heredó lo pondría en venta, no volvería a Canadá, no le servía tener allá una finca, además, era más dinero para poder comer y buscar un lugar más decente, le gustaría vivir en el centro de la ciudad, donde las luces brillaban todo el tiempo y había tanto movimiento de tráfico que la hacía sentirse tranquila, con los ruidos externos no se sentía sola.

Su bolso estaba sobre la cama, todo estaba tan pulcro y ordenado como lo dejó al momento de irse, lo único que tenía que hacer era guardar la ropa que se había llevado a Canadá, luego, podría descansar, como no logró hacerlo en su país. Lo ocurrido con su padre había sido lo más traumático de su vida, ni siquiera haber escapado como una prófuga fue tan fuerte como eso, todavía tenía secuelas como las pesadillas, moretones en sus piernas, y lágrimas cuando lo recordaba, por eso mismo prefería mantener la mente ocupada, así que al día siguiente ya iría a trabajar al gimnasio. Ahora entre sus manos sostenía un sobre blanco, mirándolo con atención, no tenía nada escrito ahí, se sentía una hoja dentro, así que sin pensarlo mucho lo abrió para leer el contenido;

"Espero que hayas disfrutado tus vacaciones, las cosas por aquí estuvieron tranquilas porque tú no estabas jodiendo. Pensándolo mejor, ¿por qué no llamo a la policía así permanece tranquilo siempre y tú pagas por los pecados que cometes?"

Tiró el sobre en la cama, la persona que le estaba mandando esas cosas la jodía demasiado, y últimamente no estaba de buen humor para que hagan esas cosas. Pensó en que podía ser alguno de sus familiares, nadie además de ellos sabía sobre su pasado, y le aterraba que alguien en este nuevo país pudiera saberlo, se suponía que llegó allí con la intención de tener una vida nueva, un lugar sin que la estén mirando mal ni tener miedo de salir a la calle porque podían encerrarla en la cárcel. Casi salta en su lugar cuando unos golpes llegan a su puerta, se acerca abriendo la misma, viendo que JiMin estaba ahí con una sonrisa tierna. No iba a preguntarle cómo demonios sabía que ella había llegado, podía imaginarse que estuvo todos estos días mirando por la ventana en espera de ella, aunque suene muy obsesionado, no le extrañaría que sea así. Le permitió el pase antes de cerrar la puerta, escondiendo la carta en un mueble con ropa, luego la guardaría donde estaban las demás.

Sin siquiera cruzar palabras, Lilith nota que JiMin la observa demasiado, como si hubiera sido ciego toda su vida y en ese momento tuviera la oportunidad de ver. Frunce el ceño ante eso, no era de creer en su instinto, pero algo le decía que estaba extraño el menor, más con la sonrisa que intentaba ocultar. No le dió importancia y se dirigió a su bolso, abriendo el mismo para comenzar a tomar la ropa y doblarla, con la idea de guardarla en sus respectivos cajones. JiMin se sentó en la cama, viendo sus acciones.

Noona, la extrañé mucho.⎯ comenta mirándola sonriente, ella no le contesta nada, sigue con su tarea, y es que para Lilith fue un verdadero respiro esos días que estuvo afuera sin tener a un adolescente que la acosaba. JiMin nota su silencio y sigue hablando.⎯ El sábado me ha ido muy bien en mi partido de fútbol, ganamos 2-0.

⎯ Que bien.⎯ responde desinteresada, tomando una blusa para doblarla.

De reojo ve que el menor muerde su labio inferior, como si estuviera conteniendo sus nervios para decir algo, a lo que disimuladamente rueda los ojos. No extrañaba Canadá, extrañaba la libertad de no ser acosada por un menor de edad, de no estar en obligación de soportarlo. Pero bueno, era eso o no ser modelo, si lo pensaba, aguantar a JiMin no era trabajo tan duro a comparación de lo que realmente debería hacer si quisiera aspirar al modelaje. Las piernas de él se balancean sobre la cama, con sus manos debajo de sus muslos mientras miraba a Lilith.

Illegal| pjm.Where stories live. Discover now