Capítulo 37: Reencuentro.

0 0 0
                                    

Entré a la casa y el hombre cerró la puerta, comenzó a caminar delante y yo lo seguí, era alto, rubio, no me fijé en sus ojos, de piel blanca y con un cuerpo bien entrenado, demasiado, pues su ropa, en vez de ocultar su musculatura, parecía más bien que la estaba reteniendo, o sea, que en una situación normal, sin mí habilidad, no plantearía enfrentarlo nunca.

Me guió desde la entrada a través de un pasillo hasta la cocina, de allí bajamos por una escalera a una especie de sótano, pero no había nadie allí, estaba a punto de huir; él se dirigió hacia una puerta vieja que daba paso a lo que parecía un pequeño almacén, me indicó que lo siguiera y aunque cada vez dudaba más, decidí avanzar.

Contrastando con la antigua puerta por donde acabábamos de pasar, a pocos pasos había otra pero de alta tecnología, de las que cuentan con cierre electrónico. El hombre puso la mano en una especie de escáner que verificó su identidad y desbloqueó la cerradura, se escuchó un sonido como si estuviese en un filme de ciencia ficción cuando abrió, el entró, pero las dudas me detenían nuevamente.

– Aquí les traje a Hugo – escuché que dijo apenas pasó – es tan desconfiado como me dijeron que era, posiblemente más.

– ¡Hugo entra! Estamos aquí – la voz de Daniela le dio alivio a mi corazón.

Todos estaban a salvo, Gabriela estaba sentada al lado de Mario, al parecer entre estos dos está comenzando algo, Dani miraba hacia la puerta expectante. En cuanto entré todos se levantaron a recibirme, sabía que vendrían a preguntar por Lena, pero al verme quedaron congelados, Gabi cayó de rodillas, Daniela se cubrió el rostro, no pude aguantar, al ver sus expresiones de desconsuelo, todo lo que sentía dentro de mí explotó.

– No llegué a tiempo – fueron las únicas palabras que pude articular antes de romper en llanto.

–¡Nooo! – gritó Gabi corriendo hasta mí y ahora era Dani quién caía de rodillas llorando.

Coloqué el cuerpo sin vida delicadamente en el suelo, ahora que lo pienso, en el camino no había vuelto a mirarlo, no me atrevía o al menos lo hice con la idea de que se curaría, mantuve la esperanza de que su habilidad la salvaría de alguna forma, que para cuando llegáramos aquí ya estaría bien. Pero al verla ahora, con la mirada vacía y el agujero aún abierto en su pecho, todo se vino abajo; la sangre ya no brotaba, se había secado en una costra negra alrededor de la circunferencia que ahora tenía por abdomen.

El llanto de las chicas era duro de escuchar, se podía prácticamente palpar el dolor que expulsaban con cada grito o gemido, había sido poco tiempo, pero los lazos que crearon fueron fuertes. Por mi parte, no pensé que me dolería tanto, no había sido tan cercano a ella, no nos llevábamos mal, pero solo al final fue que vinimos a llevarnos un poco mejor, sin embargo, tenía que aceptarlo, yo estaba enamorado de ella, aún mantenía la esperanza de que hubiese existido algo entre nosotros, pero ahora nada de eso importaba.

Pasaron horas hasta que pudimos calmarnos, el dolor continuaba quemando nuestros corazones, pero teníamos que volver a la realidad, debíamos pensar qué hacer a continuación, seguíamos siendo fugitivos, había que salir del país y verificar que nuestras familias estuvieran bien; para eso la clave era planificar todo bien y por supuesto, que el hombre misterioso nos ayudara.

Pusimos el cuerpo en una bolsa para cadáveres que sospechosamente, el hombre cuyo nombre aún desconozco, tenía guardada, no voy a preguntar, es mejor así. La colocamos en una esquina y nos reunimos alrededor de una mesa de cristal que se encontraba en el centro de la amplia habitación, era momento de dar inicio a nuestra primera reunión.

– Muchachos, les presento oficialmente a Nick – fue lo primero que dijo Mario – él es uno de los pocos a los que llamo amigos y que puedo decir con confianza que dejo mi vida en sus manos.

– Hola Nick – dijimos los tres como si estuviéramos recibiendo a un nuevo compañero de clases que se acaba de transferir a la escuela.

– Un placer – respondió el Hulk blanco y rubio.

– Por otro lado – continuó Mario – mi verdadero nombre no es Mario, es Davis, o al menos eso creo, he utilizado tantas identidades que no estoy seguro, pero esa era mi identidad oficial en mi organización.

– ¿Davis? – preguntó Gabi – me gusta – dijo eso y Mario, o sea Davis sonrió como un idiota, definitivamente aquí pasa algo.

– ¿Qué organización es esa? – preguntó Dani.

– Es una organización secreta, "Vanish" es su nombre, nos encargamos de mantener el equilibrio a nivel mundial, éramos los buenos o eso creía.

– ¿El equilibrio? pues buen trabajo han hecho – el sarcasmo de mi comentario hizo reír a las chicas.

– Lo siento, en verdad lo creía – dijo Davis – hasta ahora no me había planteado que fuera diferente, me había limitado a seguir órdenes, era como un robot que no pensaba en otra cosa que en cumplir su misión, claro, hasta que me mandaron a esta misión a morir.

– Ya está bueno de historia, hay que pensar que hacer a partir de ahora – intervino Nick.

– Él tiene razón – dije – ¿Qué hacemos? Yo tengo que volver a mi país, tengo que verificar que mi hermana está bien y protegerla.

– Lo sé, pero tenemos que planear bien, es más, tenemos que sacar a sus familias y llevarlas a un lugar seguro, fuera del radar – dijo Davis.

– ¿Y con Lena qué hacemos? – preguntó Gabriela al borde de las lágrimas otra vez – quisiera llevar su cuerpo a su familia.

– Eso no va a ser posible, no podemos arriesgarnos – respondió Davis – no tenemos cómo viajar con un cadáver sin levantar sospechas y ya nosotros levantamos sospechas, menos que menos podremos pasar la seguridad de un país con un cuerpo del que no tenemos explicación creíble.

Aunque nos dolía aceptarlo, tenía razón, pero ninguno se resignaba al hecho de tener que abandonarla, ella se sacrificó para que pudiéramos escapar a salvo, no era justo, pero la vida nunca lo es y estoy seguro de que si dejamos que nos atrapen, estaríamos faltándole al respeto a su determinación.

– ¿Cuál es el siguiente paso a seguir? – pregunté.

– Eso sería reunirnos con los "Shadow Hammer" – dijo Nick.

– ¿Quiénes son esos? – preguntó Gabi.

"Esos" son mi equipo – respondió – un grupo de operaciones especiales, no puedo decirte que somos buenas personas, pero pueden estar seguros que ahora estamos de su lado.

– Ellos hacen todo tipo de trabajos, siempre y cuando se les pague – dijo Davis – pero hace ya algunos años que somos amigos y como dije, les confío mi vida.

– Según me contaste, la organización no te permitió hacer amigos, no tenías tiempo – dijo Gabi mirando fijamente a Davis – ¿Cómo los conociste?

– Trabajamos juntos en varias ocasiones – respondió él – esa es la versión corta, te prometo que luego les contaré más.

– Bien – dije – ¿cómo contactamos con el grupo?

– No se preocupen, llegarán mañana, en aproximadamente 12 horas, son las 10 de la noche, así que saquen cuentas – dijo Nick –. Cuando lleguen terminaremos de planificar todo.

– ¿Entonces tenemos que enterrar a Lena aquí? – preguntó Dani.

– Sería lo mejor – respondió Davis.

– Vamos a velarla esta noche y mañana temprano hacemos el funeral – propuse.

– Está bien – aceptaron resignadas las chicas.

Escape Where stories live. Discover now