Capítulo 10: Se mueven los engranajes.

0 0 0
                                    

~~ Dra. Lilian (Directora de Investigaciones) ~~

Son apenas las 2 de la tarde, acabo de recibir un informe del puesto médico, que extraño, aún siento que es muy pronto para eso, pero debo leerlo, es mi trabajo ¿Cómo es esto posible? ¿Dos jóvenes con síntomas de enfermedad? Con razón me enviaron el informe, esto es grave, voy a llamarlo, agarro mi teléfono y marco su número.

– Andreu, hola.

– Te he dicho mil veces que en el trabajo no me llames por mi nombre, utiliza mi apellido formalmente.

– Lo siento Sr. Lane, es que tengo un reporte importante para usted.

– ¿Qué es ahora? Espero que no estés malgastando mi tiempo, estoy ocupado.

– Dos jóvenes tienen síntomas de enfermedad.

– ¡¿Qué?! ¿Estás segura que no es una gripe o algo común?

– No señor, el informe de la Dra. Lara es muy detallado, son "esos síntomas".

– Tan pronto, pero, eso nunca había sucedido, tenemos que apresurarnos - cuelga.

El Director tiene razón en que esto no había pasado antes, pero no creo que por eso debamos apresurarnos, no podemos cometer errores, los demás están bien, solo hay dos así. Nuestra medicina es bastante efectiva y va a aplacar esos síntomas, por ahora solo observaré. Él es mi jefe, pero yo soy la Directora de Investigaciones aquí, sin mí él no sería nadie, no puede meterme prisas.

~~ Violena ~~

Vi a Hugo allí en el puesto médico ¿También se sentía mal? Creo que al salir me hizo una seña, pero me siento tan mal, que lo ignoré por completo. Cuando me sienta mejor iré a hablar con él, necesito resolver el lío que yo misma hice.

Es increíble, es mi segundo día de clases y ya me estoy ausentando, yo, una puntualiza como yo, pero nunca me había sentido así. Pero ya me estoy sintiendo mejor, ya solo me queda una píldora de las que me dieron y estoy bastante bien, creo que mañana podré volver a clase.

Al llegar al aula, lo primero que me recibe es la brillante sonrisa de Dylan, qué lindo es.

– Hola ¿cómo haz estado? - me pregunta.

– Ahora bien, pero ayer estaba muy mal.

– ¿Qué tenías?

– No sé, en el puesto médico no supieron decirme ¿por qué? - respondí.

– No por nada, que bueno que ya estás bien, nos vemos luego.

– Está bien - me despedí.

Miro alrededor y veo que Hugo también está presente, parece que ya se siente bien. La clase está a punto de comenzar, me dirijo a mí puesto y saludo a mí compañera, Gabriela, es la única con la que me he relacionado hasta ahora. En los días antes de iniciar el curso, coincidimos en el comedor en la misma mesa, desde ese día comenzamos a hablar y nos llevamos bastante bien.

– Gabi, ¿qué tal?

– Hola amigui, me preocupaste ¿ya te sientes bien?

– Si, estoy mejor.

– Es que ayer en la tarde fui a tu habitación, pero por mucho que llamé no respondiste.

– Es que caí como un muerto en la cama, me sentía mal aún - dije.

– Dicen que la clase de hoy la va a dar un profesor muy guapo - dice ella.

– Si ¿quién?

– Creo que se llama Alexander Lane, es el hijo del Director - su cara llena de emoción al hablar.

– Pero deja ya de fijarte en todos los hombres, cada vez me hablas de uno diferente, no vinimos a eso - las dos reímos al mismo tiempo.

– ¡Buenos días clase! - saludó el profesor entrando al auditorio.

Pues sí que es lindo, Gabi tenía razón, parece mentira que exista un chico así, le robaría el aliento a cualquiera, es alto, de porte atlético, pelo negro brillante, ojos azules; mi corazón palpita a mil, se me queda mirando unos segundos y saluda. Paralizada ni siquiera le devuelvo el saludo, en realidad no sé si fue conmigo. Pero, tranquila Violena, tranquila, tómalo con calma, ¿no te gusta Dylan? No te enredes más.

Él sería el encargado de los cuatro turnos de hoy; la clase de "Propiedades moleculares de las plantas" y "Teoría de la Investigación", ya por el nombre suenan aburridas, pero el profesor Alexander supo hacerlas amenas.

Después de clases y de almorzar, descansé solo una hora. Cuando me levanté fui directo a la Cafetería del 4to piso y para mí ya no tan sorpresa Dylan estaba allí, a veces creo que me sale hasta en la sopa, aunque no me quejo. Por desgracia, Mario también estaba.
Decidí no acercarme a Dylan para evitar comentarios por parte del otro estúpido, solo lo saludé, hice mi pedido y me senté en un sofá. Minutos más tarde llegó Gabriela y se sentó a mi lado, en seguida comenzamos a cotillear.

– Ahí está Dylan - me dijo en voz baja - ¿no le vas a decir nada?

– No, ahora no puedo - señalo en dirección a Mario.

– Ah, por quien tú sabes, ya veo.

Como nos habíamos hecho relativamente cercanas, ya le había contado todo a ella, que lo que sucedió con Hugo fue un error, lo mal que me caía Mario y lo mucho que me gustaba Dylan. Después de conversar un rato, dijo que se iba para su habitación a descansar, yo seguí sentada allí leyendo en mi teléfono.

Hoy había poca gente en el 4to piso, además de Dylan, "el estúpido" y yo, estaba Yamada, siempre con su mirada asesina, no sé cómo será su personalidad, pero sus ojos me dicen que no me acerque y eso hago.

En la sala de juegos había dos alemanes del grupo B, jugando tenis de mesa, no sé qué hacen aquí, pues su turno de clases toca ahora en la tarde, aunque no parece que les importe mucho, no se le ven intenciones de participar. A la biblioteca había entrado Lee, el coreano, no habla mucho, por no decir que nada, parece mudo.

Mario dejó de hacer lo que estuviera haciendo y se fue. Al verme sola, Dylan parece que se decidió a acercarse, pero cuando se decidió a hacerlo, alguien más llegó al lugar, era Hugo. Dylan se detuvo en seco y para disimular desvió su camino, tomó el elevador y se fue.

– Hola - dijo Hugo acercándose.

– Hola

– ¿Podemos hablar?

– Si, claro - respondí ocultando mi decepción por lo sucedido.

– Quisiera que me digas qué piensas hacer con respecto al otro día.

– Claro, primero, gracias por ayudarme.

– De nada.

– Y ¿Cómo es que piensas pagarme? - me dijo dejándome perpleja.

– ¿Cómo?

– Dijiste que me pagarías y no creo que sea solo darme las gracias.

– Y ¿qué se supone que quieres? - dije algo molesta, pero es cierto que se lo prometí, pero si se pasa le parto la cara.

– Es broma - dijo sonriendo - no te molestes, no me debes ningún favor, pero ver tu cara fue divertido.

– Ah Gracias nuevamente - respiro profundo, que lindo, pero si es una ternura - no te preocupes por lo que pasó, yo lo aclararé poco a poco.

– Ah ya.

– ¿Por qué suenas decepcionado? - dije.

– No, por nada - se puso rojo, se levantó y se fue.

Escape Onde histórias criam vida. Descubra agora