Capítulo 9 - Reina de la noche

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Jungkook llevaba un rato intentando reunir valor para bajar las escaleras que le separaban del apartamento de Taehyung. Caminaba un par de pasos por el pasillo de su apartamento, pero rápidamente se arrepentía y se daba la vuelta, volviendo al punto de partida. Quizá llegaba a agarrar el pomo de la puerta, pero los acontecimientos del día anterior se aparecían casi como un flashback en su cabeza y le hacían volver a soltarlo y retroceder con la bilis trepando por su garganta al reavivar su ira.

Su instinto de supervivencia le gritaba que abandonase su objetivo. Todas las mentiras que le había dicho eran suficientes como para cerrarle la puerta para siempre. Toda la información que le había ocultado solo podía ser fruto de una personalidad manipuladora. Su bromita del maldito glitter, el cual aún encontraba en los sitios más insospechados era la muestra de lo retorcido que podía ser. La sensación de que hubiese estado jugando con él, riéndose de lo crédulo que era solo había sido una forma de humillarle.

Pero Yoongi le había hecho prometer que hablarían, y eso quería decir que tenía que cumplirlo. Su mejor amigo no solo era mayor, sino también muy objetivo a la hora de encontrar soluciones útiles a los problemas. Y si él le había pedido que lo hiciese, no podía ignorarlo.

Finalmente, decidió bajar y llamar a su puerta antes de poder volver a arrepentirse. Estaba a punto de volver a darse la vuelta para salir corriendo, cuando Taehyung abrió la puerta, mirándole con cara de sorpresa.

— ¿Jun...Jungkook? —dijo con un hilo de voz.

— Yoongi me insistió ayer en que tenía que escucharte—respondió Jungkook con la mandíbula apretada.

— ¡Si, gracias por venir! Pasa, por favor—exclamó el mayor, hablando atropelladamente por los nervios mientras le veía entrar con pasos agigantados y aproximarse a su sofá— ¿Una cerveza? Sé que te gusta la cerveza. Aunque a lo mejor no tengo. Puedo bajar un momento a comprarte una.

— Son las 10 de la mañana, Taehyung. No voy a beberme una cerveza.

— Bueno, pues un café. ¿O prefieres té? Tengo unas galletas en la alacena, pero la verdad es que están malísimas, pero a lo mejor si...

— Solo empieza a hablar.

La frialdad que destilaban sus palabras contrastaba notablemente con la calidez a la que le había acostumbrado Jungkook, y aquello se sentía como mil puñales. Sin embargo, Taehyung sabía que se había ganado aquel tratamiento, así que empezó a hablar sin protestar.

— No supe que eras mi vecino hasta el glittergate.

— ¿Cómo lo has llamado? —preguntó Jungkook, cruzándose de brazos.

— Hasta el desastre del buzón—corrigió Taehyung, mientras Jungkook le miraba con cara de molestia.

— Muy arrepentido no creo que estés si te tomas la libertad de ponerle nombre a tu hazaña.

— Creo que tu bromita de la cabeza de pescado compensó con creces mi pequeña bromita, ¿eh? Relaja el tono—dijo Taehyung, sintiéndose molesto por su actitud.

— ¿¡Pequeña broma!? ¡Tardé horas en poderme librar de todo lo que me cayó en la cabeza! ¡Aún estoy quitando glitter de mi cazadora!

— ¡Yo tuve que tirar todas mis sábanas!

— ¿Y qué más te da? ¡Eres rico, por Dios, cómprate otras!

Taehyung estaba a punto de gritar que él no era rico, pero de pronto se dio cuenta de que aquella conversación estaba yendo por un camino que no beneficiaría a ninguno de los dos. Estaba arrepentido de lo ocurrido, y quería explicarle todo, y si continuaban alzando la voz, aquello solo podía terminar peor de lo que ya estaban.

Entre notas [EN EMISION]Where stories live. Discover now