Sofia es una chica de apenas 20 años que se quedó huérfana a la edad de once años, dado que sus padres fueron asesinados.
Nunca supo que quería hacer con su vida, hasta que presenció la muerte de sus padres y le dijeron en lo que realmente trabajan...
- 1...2...y...3- comenzamos a coger arena mientras que mamá nos grababa.
- Vamos Sof, tu puedes- me animo mamá.
Corrí con el cubo y deje que estará un poco de agua, después volví a mi sitio, seguido de papá. Comencé a poner la plasta de arena hasta hacer un rectángulo, luego seguí con lo de dentro y le hice unas pequeñas torres.
- Cariño tu hija es ya toda una experta en esto- mi madre rio.
- Ya lo veo amor- el me miro de reojo- Cuidado con el aire- le mire sin entender a que venia eso.
Estiró su mano y tiro una de mis torres, el sonrió y siguio con el suyo. Yo le mire y me tire encima de su castillo.
- Que torpe soy papa- el río a más no poder.
- Eso sí que es trampa- dijo entre risas.
- No se de que me hablas- me levante y me puse de rodillas frente al mío.
El se levantó y me cogió por los sobacos, después salió corriendo hacia el agua y me lanzó. Me pellizque la nariz y cerre mis ojos. Salí a la superficie y me acerque a él.
- Otra vez porfa- alce mis brazos.
Me volvió a coger y me lanzó. Poco después mi madre se sumo y comenzamos una guerra de agua. Al final acabamos las dos contra papa, pero el acabó agarrandonos a las dos. Papa es muy fuerte.
- Mis dos princesas- nos miro- Os quiero mucho- sonrió.
- Y yo a ti cielo- mamá le dio un beso- Mmm sabes a sal- frunció su ceño.
- Yo también te quiero papa- me abrace a él- Pero te he ganado-
Ambos rieron y me miraron.
- Siempre me ganas cielo- puso su mano en mi mejilla.
Sonreí feliz por estar con mi papá y mi mamá, hacia mucho tiempo que no veníamos a la playa por culpa de los trabajos de los mayores, pero hoy había sido perfecto.
Fin del recuerdo.
Me limpie la lágrima que resbaló por mi mejilla. Les echaba de menos a cada puto instante y ese dolor que tenía instaló desde aquel día seguía estrujando mi corazón.
Encogí mis piernas y mire al mar. Intente contener las ganas de llorar, pero eran más fuertes que yo y me ganaron. Reconozco que se sentía bien soltar un poco de vez en cuando, pero no podía verme débil, con este trabajo no. Después de pasar un rato más ahí volví a la moto y conduje de nuevo hasta la casa.
Nada más llegar subí a mi habitación. Y me quite la chaqueta que tenía cubierta con una poco de sangre. Menos mal que no había mucha gente en la playa, si no podían haber llamado a la policía.
Acabe por salir y me dirigí al cuarto de Morgan, me sentía mal por como me comporte antes. Prácticamente la ignore y me centre en aquel hombre, fue feo.
Toque dos veces, cuando escuche su voz entre. Estaba en su cama dibujando algo. Cuando me vio lo dejo a un lado.
- ¿Molesto?- negó.
- ¿Estas bien?- cerré la puerta detrás de mi.
La mire sin saber muy bien como responder a su pregunta, pues a veces no se ni como me sentía, todo era demasiado y poco a la vez.
- No lo se- confese.
Ella se levantó en silencio y me abrazo. Se sintió tan bien que no tenis pensado oponerme. Me relaje y la abracé de vuelta. Volví a llorar, no sé porqué, pero lo hice. Por alguna extraña razón me sentía bien cuando estaba con ella y, por mucho que intentase alejar ese sentimiento, no paraba de volver, cada vez con más intensidad.
Acarició mi espalda y dejó un beso en mi hombro.
- ¿Me puedo quedar aquí? Contigo- la mire.
- Si- limpio mi cara- Ven- tomó mi mano.
Agarró el cuaderno en el que estaba pintando y lo dejó a un lado. Me fije en el dibujo, era yo. Sonreí y ella noto el porque.
- Ni una palabra- me advirtió.
Negué y la mire. Ella abrió su cama y se tumbo. Después fui yo y me abrace a ella. Dejé mi cabeza sobre su pecho, su corazón latía calmado eso me gusto. Estuvimos así una rato hasta que tuve la necesidad de mirarla.
- ¿Qué pasa?- pregunto mirándome.
- Tu me pasas- conteste- No se que me estas haciendo Morgan, pero nunca me había sentido así y me da miedo- confese.
- Se llama abrazo- bromeó.
- Es enserio. Me gustas, mucho, no sé cuando ha pasado ni como, pero cada vez que intento luchar contra ello peor se vuelve- ella sonrio.
- Tu también me gustas Sofia- puso su mano sobre mi mejilla.
- Me había dado cuenta, pero me gusta escucharlo- sonreí.
Me acerque a ella y la besé, después me separe y mire a esos ojos azules que me encantaban. Volví a su pecho, ahora su corazón latía más rápido, igual que el mío. Cerré los ojos y disfrute de su calor, su aroma, sus brazos rodeandome, sus caricias y sus pequeños besos sobre mi cabeza. Justo como dijo mi tío, me estaba dejando querer y no se sentía nada mal.
......
De regalo para aquellas personas que me dijeron uno más y te dejamos en paz JAJAJA,
OS ADORO 💕💕
Buenas noches (aquí es la una y media de la mañana y tengo que madrugar)💀.
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