" El secreto de un novio y una profesora "

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POV SOFÍA

No dormí nada esta noche, no lo hacía de normal gracias al insomnio y las pesadillas, pero esta vez no fue por ninguna de esas dos cosas, si no por culpa de Ryan y su estúpida infidelidad. Solo daba vueltas en la cama, pero ni la pastilla que me tome me ayudó.

Al final desprograme el despertador que sonaba dentro de una hora y, como mucho, había dormido cuatro horas. Tampoco cené, tenía el estómago cerrado. Solo pensar en esa habitación de hotel me daban ganas de ir y partir le la cara. A veces se me venía a la cabeza el insulto de esa profesora y también me daban ganas de ir a por ella. ¿Además que edad tendría? ¿Treinta? ¿Treinta y tres? Le sacaba unos doce años además de que, mantener relaciones con los alumnos, era ilegal y podría perder su trabajo por ello.

Ahora entendía porque lo tenía todo tan escondido y calculado, normal que los otros no encontrarán mucho.

Eran las seis y media de la mañana cuando me di por vencida y decidí levantarme. Baje a la cocina a preparar me un café, pero me sorprendí cuando encontré a Maddison sentada encima de la mesa con una taza en sus manos.

- Buenos días- dije.

- Buenos días- dijo cansada- ¿Tu tampoco puedes dormir?- negué.

Me serví una taza de café solo con dos cucharadas de azúcar.

- ¿Qué paso ayer con mi padre?- pregunto.

- Yo se lo diré- apoye mis brazos sobre la mesa- También me pidió que le mantuviera alejado de ella- la miré.

- ¿Tienes pensado como hacerlo?- negué- Puedo ayudarte si quieres- negué de nuevo.

- No voy a meter a nadie más- le di vueltas al café con la taza.

Nos quedamos en silencio durante un rato. Tenía la cabeza en ella. Pensaba en formas de decirse lo, pero todas eran igual de desagradables porque no hay forma bonita de decir esto.

- Por lo menos no fue con ninguno de nuestros amigos- suspiro aliviada.

- En eso tienes razón- miré como el líquido giraba alrededor de la cuchara.

Suspiré de nuevo, esto era agotador. Nunca me había sentido así de agotada con un secreto y mira que siendo espía sabía muchos, pero este que parecía nada comparado con el resto, tenía más peso que ninguno.

- Quiero pegarle- confesé.

- Ya somos dos- me miró.

- No, enserio- me levante- No paro de repetir en mi cabeza las palabras de esa chica y su estúpida sonrisa- la mire con molestia, pero no hacia ella- Han sido tres meses o más de engaño-

- Justo cuando comenzó a comportarse extraño- susurro- ¿Sabes una cosa?-

- Dime- apoye mis manos en la mesa.

- Me alegro que estéis aquí, todos vosotros. Aunque sea por trabajo os estoy considerando mis amigos- sonrió- Los otros guardaespaldas no son nada comparado con vosotros- se bajó de la mesa- Además debe ser duro trabajar desde tan joven en esto. Alejarte de tus padres, venir con tu tío a otro país, pegarte con gente...yo no podría, por eso os admiro un poquito- me dio dos palmadas en la espalda- Voy a ver si me duermo un poco más-

No dijo nada más y se fue. Si supiera que la única familia que me queda es mi tío porque unos asesinos mataron a mis padre y que, hago algo más que pegar a gente, quizá esa admiración se esfumaria.

Cogí mi taza y salí al jardín. Enseguida pude escuchar las chapas de los perros. Ambos vinieron hacia mi. Me agaché y los acaricié. Los dos se pusieron contentos. Al final me senté en el césped y ellos se acurrucaron a mi lado.
Uno de ellos resoplo.

Mi espía favoritaWhere stories live. Discover now