Mi espía favorita

" Una fiesta llena de sopresas "

Intente buscar a Sofía con la mirada, pero la cantidad de gente que había me lo impedía y, aunque llevase tacones, seguía siendo bajita para algunas cosas.

Seguimos a Austin hasta una de las mesas, la cual tenía una tarjeta con nuestro apellido.

- Buenas noches señor y señora Hudson- dijo Charlie con una sonrisa.

- Hola, ¿cómo va todo?- preguntó mi padre.

- Bien, Sofia esta con Noah vigilando las cámaras y las identificaciones- contestó.

- Gracias- el tocó su pinganillo.

- Voy, nos vemos ahora- nos sonrió y se fue.

Pasó un rato desde que se fue, más de una persona se acercaba a saludar a mis padres y por ende, nosotras. Más de una persona se sentó en las mesas que había al lado nuestra. Cuando todo el mundo parecía estar colocado y dejamos de ver gente entrado, un hombre se subió al escenario.

Se puso detrás del micrófono, le dio un par de toques y comenzó a hablar. Dio un discurso de agradecimiento a todos los presentes y habló de otras que no entendí, pero mi padre si, porque le hicieron gracia.

Después se bajo y la banda sigio tocando, esta vez algo un poco más...alegre. Varios se levantaron para ir a la barra, otros hablaban sin moverse de sus sitios y los pequeños corrían de un lado a otro. Tom encontró varios niños con los que jugar, corría de un lado a otro. La pobre Rebeca estaba mareada de tanto verle correr.

Corrieron felices hacia las salidas de emergencia como si esa fuese la meta, pero en una de esas Tom se resbaló con el cordón de su zapato desabrochado. Me levanté acelerada por el golpe que se iba a dar, pero al ver como Sofia apareció y le cogió por debajo de los sobacos antes de que tocase el suelo con la cara, me calme un poco.

El pequeño se sorprendió, pero al ver quien le cogió la abrazo feliz. Vino con en el brazos y me fue inevitable mirarla. Estaba increíble con ese traje negro con camisa blanca y corbata que llevaba. Parecía que estuviera hecho a su medida, se veía espectacular.

- Para no gustarle los trajes le quedan increíble- susurro Maddison, que también la miraba.

- Estoy de acuerdo- dije sin dejar de mirarla.

Termino de acercarse y le dejo en el suelo, se agachó con una sonrisa y le ató los zapatos.

- Con más cuidado y nada de correr hacia las puertas- le advirtió.

- Perdona Sofi- dijo el avergonzado.

- Tranquilo pequeño- le colocó la chaqueta y le sonrió- Ve con cuidado-

El asintió feliz y se fue con su amigo. Después me miro o más bien me repaso con la mirada porque sus ojos fueron desde mi cabeza hasta mis pies. Me fue imposible no ponerme nerviosa, esos ojos verdes eran penetrantes.

- Hola- conseguí decir.

- Hola- dijo sin despegar la mirada de mi cuerpo- Estas muy guapa- sonrió.

- Tu también- le sonreí de vuelta.

- Tu también Maddison- dijo mirado detrás de mi.

- Gracias- me giré para mirar a mi hermana, la cual estaba feliz por haber recibido otro cumplido.

- ¿Qué te ha pasado?- preguntó mi madre precupada, al parecer no la había visto.

- Un rasguño- respondió.

- Ryan le pego un puñetazo- dijo mi hermana.

- ¿Qué hizo, qué?- preguntó mi padre, que tampoco sabía nada.