Nobody

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"Y todavía nadie me quiere

todavía nadie me quiere.

Y se que nadie me salvará."



Sacó la maleta del clóset, tenía algunas prendas que reconoció con rapidez, eran de la lechuza, pero parecía más una selección al azar, dudaba que Stolas pudiera hacer una maleta tan poco combinada y organizada, pero lo que más llamó su atención fue que había empacado un camisa que le pertenecía, qué razones tendría Stolas para llevarse una prenda que no era suya, ¿Por qué lo haría? ¿Qué motivos tendría la lechuza para empacar esa prenda? Había pocas opciones, Stolas lo habría hecho de manera inconsciente, quizá no se fijó al empacar, podría ser que de verdad le gustará esa prenda por alguna razón o... quizá Stolas no mentía y alguien había hecho esa maleta, de ser así entonces quien quiera que hubiera empacado no tendría forma de identificar qué prendas pertenecían al ave y cuáles eran de él.

Sumido en las posibilidades, mantuvo sus ojos inspeccionando el contenido de la maleta, fue entonces que lo notó, no había ningún producto de higiene personal por ningún lado, y él había sido testigo ocasional del empeño que ponía la lechuza en acicalarse y mantener sus plumas en la mejor condición, no era lógico que no hubiera empacado ni un solo producto para esta actividad. Acomodo la ropa de nuevo en el clóset y se aseguró de poner la maleta lo más oculta posible dentro de este.

Prendió la cafetera y comenzó a hacer un desayuno, con la facilidad de alguien que llevaba muchos años realizando esta tarea, casi como un autómata. En un tiempo récord, tenía los panqueques listos y un café preparado, a pesar de haber terminado la tarea con éxito, su mente seguía girando alrededor de la falta de aceites de acicalamiento del ave; sin querer seguir más con ese tema, tomó su taza de café y salió a hablar con Verosika, ella siempre tenía un buen consejo para darle y de no ser así siempre podía tener una opinión diferente que le abría la mente a otras perspectivas.

La sucúbo abrió la puerta de su caravana, aún en pijama, vestía una preciosa bata rosa sobre un camisón negro, era definitivamente una vista muy sensual. Varios minutos más tarde, Blitzo estaba tomando su tercera taza de café, Verosika no tenía muchas habilidades culinarias por lo que realmente no esperaba desayunar algo más aparte de café en compañía de la súcubo. -Cariño, estás pensando demasiado en eso, la respuesta más sencilla suele ser la correcta- le dijo la joven intentando sonar lo menos fastidiada posible -Eso puede ser cierto, preciosa, pero algo en esa maleta no se siente como Stolas, no como el Stolas que disfruta de las rutinas, el orden y que valora cada una de las pocas tonterías de baño que tiene- explicó el imp, para dar un trago a su café, su compañera se levantó de la mesa y le dio la espalda a Blitzo, evitando de esta manera que él viera como Verosika rodaba los ojos con fastidio -Lo entiendo, amor, pero piensalo lo más probable es que lo hiciera de esta manera para evitar que sospecharas- el diablillo la miró con sorpresa, la verdad es que nunca lo había visto de esta manera, tenía razón Verosika tenía razón, ahora se sentía como un idiota le había hecho el desayuno a Stolas, para que de alguna manera este quisiera pagarle con la misma moneda, robarle y huir, se sintió como un imbécil porque quería creerle, porque comenzaba a creerle. -Gracias por eso, preciosa, tenía que entrar en razón- se levantó de la mesa, le dió un beso en la mejilla a Verosika, quién antes de poder responder notó que Blitzo había salido de la caravana.

Stolas despertó con el olor a café y pudo escuchar a Blitzo moverse con familiaridad en la cocina, pronto los diferentes aromas inundaron la cocina y para el ave se volvió más difícil el fingir que seguía dormido, después de lo que pareció un rato muy largo, lo escuchó salir de su caravana, fue entonces que dejó el sofá y pudo notar que había hecho panqueques y que no había comido, comió un poco y se dispuso a limpiar la cocina y lavar los trastes que Blitzo había utilizado para preparar el desayuno, estaba terminando de limpiar la cocina y escuchó la puerta abrirse -He comido un poco de lo que has hecho, si tienes hambre puedo calentarte el resto de los panqueques y el café, para que puedas desayunar- ofreció la lechuza con algo de preocupación. -No, estoy bien, no te molestes con eso, creo que es momento de que hablemos de cuál será el castigo a cumplir.- no había que ser un genio para poder identificar el enojo en la voz del diablillo, Stolas se apresuró a secar sus manos en la toalla de la cocina y se sentó frente a Blitzo esperando que hablara -He estado pensándolo, y creo que lo mejor es que le ayudes a limpiar los establos a Joe, con los animales siempre hace falta una mano, hablaré con él para que puedas empezar mañana, recibirás solo una cuarta parte de la paga, para evitar otra situación contigo intentando escapar- en realidad Blitzo no había pensado en ningún castigo y cuando vio a Stolas sentado frente a él con gesto preocupado se dio cuenta que sería incapaz de poner alguna sanción demasiado fuerte al ave, simplemente no concebía la idea de hacerle daño de ninguna manera -Blitzo... realmente yo no intente escapar, si no crees mis palabras sobre que no he tomado el dinero, por lo menos cree la parte en la que yo no tenía intenciones de huir.- la voz de Stolas sacó a Blitzo de sus pensamientos, podía ver de nuevo que el príncipe no quitaba sus grandes ojos de él y parecía que en cualquier momento iba a romper en llanto -Basta, Stols, no quiero hablar más de eso, no soporto siquiera oír sobre el tema- intentó decir de la forma más tajante que pudo, y al parecer funcionó, porque solo pudo ver por el rabillo del ojo mientras se levantaba a Stolas limpiando sus ojos con el dorso de su mano.

A la mañana siguiente Stolas se levantó más temprano de lo habitual, al contrario de lo que los demás podrían creer no le asustaba el trabajo físico, solo esperaba no ser demasiado torpe, así que se dispuso a empezar el día. Para su sorpresa se encontró con Blitzo durmiendo en el sofá de la caravana, por lo que decidió ser lo más silencioso posible, preparó un desayuno simple y puso la cafetera antes de salir por la puerta dispuesto a hablar con Lin y su esposo para saber cuáles serían sus actividades. Después de saludar a Lin y a sus hijas, siguió a Joe. -No voy a mentirte, hijo, Blitzo ha sido muy claro, quiere que te dediques a limpiar el estiércol de los elefantes y los caballos, así que en esto no puedo desobedecer, pero intentaré que la tarea no sea tan pesada para ti- Joe le explicó condescendiente, se sentía realmente mal por la forma en la que estaban resultando las cosas para el chico -Esta bien, Joe, no te preocupes soy más fuerte de lo que parezco y sabré arreglármelas por mi cuenta- sonrió Stolas intentando tranquilizar al diablillo mayor, la verdad es que Joe y su familia no habían sido más que amables con él y le gustaba estar ahí siempre había un aura cálida y hogareña que envolvía a la familia, era agradable estar a su alrededor. La mañana transcurrió con normalidad, el trabajo era más bien incómodo de realizar, porque no tenía que cargar demasiado peso, tenía una pala y una carreta que hacían que el mover el excremento de los animales fuera sencillo, pero sin duda el olor volvía las cosas más complicadas, además de convivir con los animales, por un lado los caballos que solo lo ignoraban mientras limpiaba el establo, le agradaban y por otro lado los elefantes, los 4 elefantes adultos no tenían mucho interés en él, pero las crías eran un caso aparte desde que entró en el corral fue el nuevo blanco para las bromas de los 3 elefantes más jóvenes que disfrutaban de tomar sus cosas con sus trompas y el más pequeño de ellos que se divertía empujando al ave ya fuera con su pequeña trompa o haciendo uso de su cabeza; si bien a la lechuza le parecían demasiado tiernos los juego de los elefantes bebés le quitaban mucho tiempo. Cuando se disponía a llevarse el último viaje de limpieza fuera del corral de los elefantes,Spindle la cría de elefante más pequeña lo empujo con más fuerza que las veces anteriores y sumado a que se encontraba distraído el ave cayó sobre el estiércol, Joe se acerco a ayudarlo, pero a pesar de todo no pudo evitar notar la sonrisa burlona que se dibujó en la cara de Verosika al verlo cubierto de excremento. 













🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉

¡Hola preciosuras! Yo sé que les prometí que empezaría ya lo lindo, pero necesitamos cerrar y preparar algunas cosas, pero les prometo que ahora si el siguiente capítulo será algo más romántico, yo sé que a todos nos hace falta leer algo bello. 

Estoy atenta a los errores, pero si ustedes ven algúno, no duden en hacerme saber de manera amable a través de un comentario y lo corregiré tan pronto como me sea posible.

ALL THE LOVE, L.

EL PACTOWhere stories live. Discover now