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Sus pies estaban llenos de sangre.

Sus manitas se cerraban y abrían repetidas veces, mientras que él observaba el líquido rojo en las mismas, sintiendo como poco a poco sus brazos se mojaban a penas, gracias a que una línea de sangre bajaba hasta allí.

Jungkook ladeó su cabeza con una mueca de dolor en su pequeño rostro, la sangre impropia mezclándose con la suya mientras cerraba su mano derecha, donde tenía un corte causado por el vidrio que anteriormente sostenía antes de contarle el cuello al tipo que permanecía muerto en el suelo,
a su lado.

Tenía diez años y aquel sujetó se había pasado de listo con él.

─Jungkook: Ve a tocarle sus cositas a otro niño, bastardo─. Soltó con fastidió al cadáver, diciendo la palabra que había aprendido de su hermano mayor. Su ceño fruncido y sus manos repletas de sangre apretandose con fuerza hasta formar puños, estaba molestó. Ese hombre quiso tocar sus "cositas".

El charco de sangre que había debajo suyo fue creciendo cada vez más, ya que él sujetó aún seguía prendiendo sangre. Y a Jungkook no pareció importarle, tan sólo se alejó, dejando al hombre solo en la que alguna vez fue su casa rodante, donde había llevado al niño ya que tenía que mostrarle algo "divertido" según él.

El chico no contaba que el chiquillo se sabía defender, mucho menos que sea más ágil que él y mucho más rápido. Jungkook podía ser incrédulo, podía no saber muchas cosas y no entendía algunas cosas a su alrededor, pero sabía como defenderse y como causar daño. Fue algo que su padre siempre le había enseñado, prácticamente nació para ser así. Lo había criado así.

Y por eso mismo es que él niño no sentía culpa alguna, él no era como los demás niños. Él no sé había criado en el mismo ambiente que cualquier infante, mientras los pequeños de su edad correteaban por ahí jugando y haciendo tonterías como aprender a andar bicicleta o cosas así. Jungkook había sido espectador de los actos más crueles desde que tenia memoria, le habían enseñado cada punto débil de las personas, cada zona del cuerpo humano que era capaz de llevarte al mismísimo infierno si era herido o torturado de la peor manera. Su padre era un tipo que se crío igual que él, sólo que Seung había empezado a presenciar asesinatos a los dieciséis, y él, en cambio, había estado presente desde que nació.
Los brazos del tío Namjoon lo sostenían cuando era bebé, entre el público, mientras su papá hacía los espectáculos más enfermizos y sádicos que pudieran haber existido.

Y pueden que los gritos llenos de entusiasmo, silbidos, gritos de horror y dolor no sea el mejor ambiente para un bebé. Pero con el tiempo, Jungkook se había acostumbrado a eso siendo un pequeño bebé recién nacido, su papá incluso le dijo que podía dormir tranquilamente entre tanto griterío sin siquiera inmutarse.

Jeon Jungkook tenía diez años, no conocía lo que era tener culpa. Jamás había entendido siquiera porque existía aquella sensación, y probablemente, jamás lo entendería.

Lo más cercano que podía sentir respecto al amor, era lo que sentía hacia su familia. Y como él no comprendía las cosas básicas de los sentimientos, nunca pudo decir realmente si los amaba o tan solo sentía admiración.

Porque, ¿Quién no admiraría a su padre Seung? Sólo un tonto.

O eso era lo que pensaba él.

Jungkook talvez no entendía lo que era amar, lo que era querer. Pero un niño como él no era capaz de entenderlo por completo, y si en algún momento lo sintiera, seguramente no actuaría de la forma correcta, porque él al no conocer varias cosas, actuaba de la forma en la que él pensaba que estaba bien.

Clown  | KookV | Ver.explícita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora