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Cap.91

Di Yan, quien originalmente no tenía una buena impresión del Campamento de Armas de Fuego, un monstruo que quema dinero que solo comía pero nunca vomitaba, se llenó de expectativas por el cemento después de visitar el nuevo acero. Después de ver el cemento, su anticipación se convirtió en ansiedad.

"¡Su Majestad, este cemento es realmente algo bueno!"

"Imagínese si todas esas ciudades fronterizas que fueron destruidas antes fueran reconstruidas y se pudieran construir muros de cemento, que fueran indestructibles y la espada no las pudiera romper... entonces la ciudad sería más fuerte que antes. ¡Si vas demasiado lejos, no tendrás miedo de esos bárbaros arrasadores en el Gran Zhou! "

Di Yan siguió a Chu Yunsheng al interior de la tienda y habló apasionadamente en voz baja.

"Es solo que el nuevo acero y cemento, así como las armas de fuego que desea desarrollar, consumen mucho dinero. Las familias numerosas que usted mantiene no son suficientes para comer ..."

Es raro ver a este subordinado generalmente tranquilo y autosuficiente, tan emocionado y luego sintiéndose preocupado y enojado al mismo tiempo, Chu Yunsheng pensó por un momento y tomó el té caliente recién hecho: "En el pasado si no tenias sufisiente para alimentar a los viejos, necesitabas criar otros nievos".

Di Yan se sobresaltó: "Pero al norte de la capital..."

Chu Yun dijo: "Guangnan es rico y próspero, y la mayoría de ellos son ricos y no benévolos pero no malvados".

Chu Yun Sheng dijo: "Guangnan es rico y próspero y la mayoría de la gente es ricas y no es traicionera ni malvada".

Di Yan se dio cuenta de repente.

Después de resolver el asunto, Chu Yunsheng volvió a preguntar: "¿El general Tian lo ha despedido?"

Cuando mencionó al general Tian, quien a menudo preparaba comidas para Chu Yunsheng en el cuartel, un toque de frialdad cruzó por los ojos de Di Yan. Respondió:"No se preocupe, Su Majestad, lo he enviado con los miembros de su familia como deseaba. Mi subordinado fue allí en persona y actuó rápidamente. Esas cartas secretas y la medicina restante aún no se han solucionado".

"Compruébalo. ¿Es la medicina de Dazhou?", Preguntó Chu Yunsheng.

"Sí"

Chu Yunsheng lo pensó y asintió levemente: "Guárdalo todo, será útil en el futuro", asintió Di Yan. En cuanto al uso futuro, no lo sabía ni lo adivinaba.

Desde que su príncipe regresó de la victoria en la frontera a principios del invierno, se ha vuelto cada vez más difícil entenderlo. Esto no da miedo ni inquieta, al contrario, parece que va mejorando cada vez más.

El tercer día del Año Nuevo Lunar, hubo otra fuerte nevada a medianoche.

En el patio profundo, había un sirviente de pie en el porche con una lámpara, esperando.

No mucho después, la puerta del estudio de enfrente chirrió.

Los ojos del sirviente se iluminaron y rápidamente dio un paso adelante para encontrarse con un joven maestro envuelto en una capa oscura: "Joven maestro"

Mu Qingjia asintió, sin responder, y salió primero.

El sirviente lo siguió apresuradamente, abrazándolo con cuidado mientras salía por la puerta de la esquina del complejo y se subía a un carruaje estacionado afuera en el callejón.

Al ver la ausencia del conductor en el carruaje, el sirviente inmediatamente frunció el ceño y murmuró insatisfecho: "¡No sé adónde se ha ido el anciano! El Sr. Zhao le pidió que protegiera al joven maestro y lo condujera, ¿por qué? así... "