GEMINI AI

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Muy poca gente tuvo acceso a la fase beta de Gemini. Los laboratorios Rison llevaban tanto tiempo trabajando en ella que era casi un mito entre la población. "La inteligencia artificial más avanzada del mundo", afirmaban. No eran palabras menores, hacía mucho que las inteligencias artificiales habían alcanzado su punto álgido, pero su evolución se había estancado décadas atrás.

Cuando entré en la sala el olor a desinfectante fue lo primero que me llamó la atención

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Cuando entré en la sala el olor a desinfectante fue lo primero que me llamó la atención. Todo estaba impoluto y perfectamente ordenado. En el centro, sobre una mesa de madera, se encontraba una gran pantalla y un teclado. Me senté frente a ella. Aquel sería mi espacio de trabajo durante las próximas horas.

Ninguno de los asistentes a esta prueba tendríamos remuneración monetaria, sin embargo, podríamos quedarnos con todo aquello que produjera la IA. Eso fue lo que me llamó la atención, supongo que como a todos, aunque mi situación era más precaria.

Antes de empezar por lo obvio comencé con tareas simples. Primero le pedí que creara distintas imágenes que se me iban ocurriendo. No es que las fuera a necesitar, pero quería ver si realmente era tan eficaz como decían. No me decepcionó. Cada diseño era mejor que el anterior, preciso a un grado de detalle sobrehumano.

Después intenté probar a ver si estaba conectada a internet. En teoría era un programa autónomo, pero después de hacerle varias preguntas me quedó claro que tenía que estar conectado a la red. No tuvo problemas en contestar correctamente el ganador del partido que había visto hacía unas horas ni de detallarme la muerte de aquel cantante que ocupaba las portadas de todos los periódicos desde el mediodía. Tenía que recibir información del exterior de alguna forma. Decepcionante, pero no mucho. Las empresas mentían todo el rato.

Mi última prueba fue para medir su nivel de inteligencia, si es que una máquina se puede considerar como tal. Le planteé alguna que otra duda filosófica, problemas de álgebra y le pregunté sobre temas políticos. Era un poco inquietante ver que sus respuestas eran prácticamente indistinguibles de las de un humano. Sin embargo, no tenía forma de saber con qué grado de precisión me contestaba. Para eso ya estaban los otros candidatos. Al fin y al cabo, solo me habían seleccionado por ser escritora.

Dejé de posponer lo inevitable y tecleé: "Escribe un argumento para una novela corta o relato de terror que tenga algún tipo de desenlace sorprendente y que tenga inspiración en la ciencia ficción clásica". Era lo que estaba ahora de moda, se vendería bien.

Hacía casi cinco años que no publicaba nada y mis lectores se estaban empezando a impacientar. Debía dinero a mucha gente... gente peligrosa. Intenté no pensar en lo que podría pasar si mi vida seguía por ese camino. Mi corazón latió con fuerza, impaciente, mientras las líneas comenzaban a inundar la pantalla. Me sorprendió ver que no solo me había dado una idea, sino varias posibles historias.

Las leí por encima y no pude evitar sentirme algo decepcionada. Siempre existía el mismo problema con las IAs: falta de originalidad. Varias de ellas eran ideas poco novedosas sobre simulaciones, planetas acuáticos terroríficos y aliens usurpadores de cuerpos. Otras eran simplemente aburridas, sin una trama claramente definida. A pesar de todo hubo una que sí llamó mi atención. Era solo una simple frase, pero se reconocer el potencial cuando lo veo. Decidí darle una oportunidad, no tenía nada que perder y mucho que ganar. Las deudas comenzaban a ahogarme y sacar una nueva novela podría poner fin a todos mis problemas.

"Por favor, expande y desarrolla la tercera idea: Angustiado por el porvenir decide apostarlo todo por una máquina que puede ver el futuro, sin embargo se da cuenta de que no siempre lo que deseamos es lo que de verdad necesitamos", le pedí. El programa enseguida empezó a trabajar, escribiendo línea tras línea mientras yo leía a toda velocidad.

El problema con estas historias es el mismo siempre: aunque la inteligencia artificial te de una buena idea nunca es capaz de desarrollarla bien, siempre es algo plagiado o, peor aún, algo tremendamente aburrido y falto de profundidad. Esta vez todo apuntaba a que sería lo último.

Intenté frenar la generación del texto tras leer la primera página, que hablaba de cómo una chica jóven que crecía en el campo mientras soñaba con ser escritora. El programa no se detuvo. Tendría que esperar a que acabara con su  plagio de Mujercitas. La historia era genérica y aburrida pero la máquina tenía una forma de escribir que consiguió que siguiera prestando atención.

Noté que algo extraño pasaba cuando la muchacha del relato se echó su primer novio. ¿No se llamaba mi primera pareja también Éric? Negué con la cabeza. Era todo muy genérico, era normal que algunas cosas coincidieran con mis vivencias. Además, yo no tenía hermanos como ella ni había crecido en el campo. Sin embargo, cuanto más leía más coincidencias encontraba.

La chica se mudó a la ciudad, a un piso pequeño cuya descripción era demasiado similar a mi hogar como para ser coincidencia. Su perro, sus plantas y sus amigos... todo era igual.

Comencé a pulsar frenéticamente las teclas, intentando detener la historia, pero no pude evitar que siguiera narrando mi historia. La boda, la luna de miel, la convivencia juntos. No había forma de detenerlo y tampoco era capaz de desviar la mirada. Las lágrimas empezaron a rodar por mi mejilla al revivir su muerte. Los días que pasé junto a su tumba, siempre colmada de flores blancas, fueron los peores.

La generación de texto se detuvo cuando la protagonista, yo, o quien quiera que fuera, se sentó en la silla, frente a la pantalla. Suspiré aliviada. Todo había terminado. Oh, pero no podía estar más equivocada. Escuché la puerta abrirse tras de mí, pero no me giré. La IA se había vuelto a arrancar a escribir y solo tenía ojos para el último párrafo de la historia:

"Al final no pudo correr más que sus deudas. Las consecuencias de sus actos fueron más rápidas que ella y sólo aquella aquellas cuatro paredes fueron testigo de su violenta muerte"

 Las consecuencias de sus actos fueron más rápidas que ella y sólo aquella aquellas cuatro paredes fueron testigo de su violenta muerte"

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Sueños FebrilesWhere stories live. Discover now