Capítulo XXX

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Justo estaba la castaña en medio un debate interno sobre las acciones que debía seguir para salvaguardar su amistad con Elijah, cuando entró Brandon a su habitación, trayendo consigo una caja de bombones rellenos con licor de naranja, los favoritos de la muchacha

-¿Qué haces aquí? -exigió saber la joven, ella había dado por sentado que Jill había logrado convencer al muchacho para que se marchara y no volviese jamás a buscarla.

-Supuse que te hacía falta tu dosis mensual de chocolate y pues, heme aquí -contestó el muchacho con toda la tranquilidad del planeta, sentándose en la silla que tenía la muchacha al lado de la cama, dejando caer en ella todo el peso de su cuerpo-. Hola.

Lily no logró contener la risa que le provocó la graciosa respuesta del joven inglés, ella mensualmente usaba la excusa de la dosis mensual de chocolate para obligar al chico a que le regalara la golosina, bajo la amenaza de que no quería conocerla enojada por la falta de cacao en su sistema.

-Veo que al menos te hice reír, mi amor- susurró el muchacho, entrelazando sus dedos en los de la chica.

Los sentimientos de culpa invadieron entonces el alma de la muchacha, por más que anhelara disfrutar estar en esa situación con Brandon, no podía hacerlo, ella estaba con Peter y él con Jill y eso era algo que debía respetar, se lo debía al chico de ojos café y a la hermana de éste.

-No -le espetó Lily al joven oficial, soltando su mano como si su toque el quemara, ignorando olímpicamente el gesto triste con el que éste la miraba-. No podemos hacer esto, Brandon, no podemos.

-¿Por qué? -rugió el muchacho con lagrimas amenazando de manar de sus pupilas y con voz llena de desesperanza- ¿Cuál es la razón por la que no podemos estar juntos?, ¿acaso dejaste de amarme?, ¿tan inconstantes fueron tus sentimientos por mí?

-¿Y tu amor por Jill? -contraatacó la chica de ojos miel, sabiéndose conocedora de los sentimientos de Brandon hacia quien ella consideraba, mas que su amiga o su cuñada, su hermana-. ¿Acaso te olvidaste de tus sentimientos por ella?

-No involucres a Jill en esto -espetó el muchacho-. Nuestra relación es eso, nuestra, y no necesita de más participantes.

-¿Qué no la involucre, dices? -chilló Lily, furiosa ante el costado cínico que estaba mostrando el chico de ojos grises-. ¡Tú fuiste quien la involucró cuando decidiste ponerme los cuernos con ella!

Ambos se quedaron en silencio, sin saber que otra cosa decir o hacer, ¿Qué puedes decir cuando ya has herido de muerte a quien amas con tus palabras?, ¿Qué hacer cuando ya no hay acciones que reparen el daño que has ocasionado?

-Fue por eso que lo hiciste, verdad -afirmó el muchacho, dejando de lado toda duda razonable-. Peter tenía razón, trataste de... atentaste contra tu vida por mi culpa, por culpa de Jill y mía, ¿cierto?

Brandon rompió a llorar con sacudidas violentas de su pecho mientras que Lily lo miraba con los ojos abiertos como platos; ni en el más bizarro momento pensó en culpar a Brandon o a Jill de sus acciones, aun sabiendo que no hubiese tenido que vivir en el lugar donde Joshua había terminado de destruir el poco de dignidad y fe en un futuro mejor para ella si Brandon no hubiese decidido dejarla sola, ¿Cómo pudo entonces éste llegar a la conclusión de que era su culpa?

-No fue tu culpa, Brandon -atajó a decir la chica para que el joven se calmara- ni tu ni mucho menos Jill tuvieron la culpa de lo que hice.

-No trates de justificarme, Lily, no lo hagas -gruñó el muchacho-. Sé muy bien que fue culpa mía... nunca seré tan bueno como Darren, esa es la verdad... mi hermano era el inteligente, él era el especial... yo era quien merecía morir, claramente.

Te encontraré (Vida en Línea #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora