Capítulo XIX

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Tres meses

Tres meses habían pasado desde que Brandon Collins se valió de un pequeño error de Lily Albright para abandonarle y así no tener que confesar su gran error.

Ese día de abril, Brandon lo comenzó recordando como se había iniciado su relación por la chica de hermosos ojos miel. El se sintió atraído hacia ella desde el instante en que sus ojos se posaron en la fotografía de ella que contenía el archivo con la información sobre el caso en contra de Joshua, sin embargo, solo pudo saber que se había enamorado de ella el momento en que la vio arrastrando su equipaje, luego de haberse despedido de Peter, su pareja de aquel tiempo, para comenzar una vida nueva con una nueva identidad al lado de Jill y el.

Su relación no fue fácil, para nada. Durante los primeros meses, la chica lo evitaba a toda costa, era tanta la tensión entre ambos que cuando Gillian no podía llegar temprano a casa porque estaba ocupada en su trabajo, la chica prefería irse a la cama sin comer para no tener que cenar a su lado. Todo eso cambio una noche de abril, hacía cuatro años exactamente.

Los tres habían salido de la casa temprano como era usual, Jill y el iban juntos —pues, para ojos de todos, él y Jill eran pareja y Gabby era una prima de esta que se había mudado con ellos para poder estudiar en Nueva York— mientras que la más joven de los tres se había ido a la escuela. Ese día, el joven oficial de policía salió más temprano de su trabajo y, como Jill no pudo hacer lo mismo, tuvo que regresar solo a casa. En cuanto llego a su departamento, lo primero que encontró fue el bolso de la menor de la familia tirado sobre el sofá.

Brandon siempre había sido una persona que evitaba los conflictos, o al menos se había convertido en ese tipo de persona después de la muerte de su hermano Darren, sin embargo, si había algo que lo sacaba de sus casillas era el desorden, por lo cual el haber encontrado la bolsa con los útiles de Lily regados en el sofá de la sala, le provoco un gran enfado, por lo que no dudo ni un solo instante para reñirle a la muchacha por su comportamiento.

—Gabby, ¿Qué te hemos dicho Jill y yo sobre el orden? —el joven policía había ingresado a la habitación de la muchacha sin tocar la puerta.

La chica estaba sentada en un rincón de la habitación, todas las luces de estaban apagadas, la única luz que iluminaba el lugar era la que provenía de la pantalla del teléfono celular de la joven. Brandon se acerco lentamente a la muchacha, misma que estaba tan absorta observando la pantalla del aparato que no se había percatado de la presencia del muchacho en su lugar.

—¿Gabby? —la llamo.

—Hoy —balbuceo la muchacha— hoy mi madre estaría cumpliendo años… y no es así por mi culpa —levanto su mirada y la centro en Brandon—. Todas las personas que me han querido alguna vez han terminado muertas o lejos de mí, no tengo a nadie… no tengo nada.

La muchacha rompió a llorar sin ningún pudor, ya no tenía voluntad ni para apartar a Brandon, mucho menos para evitar llorar frente a él.

El muchacho se acerco lentamente a ella para luego sentarse a su lado y tender un brazo sobre ella, acercándola lo más posible a su cuerpo, para luego decirle las palabras que ahora lo tenían confinado a un profundo sentimiento de culpa: «siempre estaré aquí para ti, Lily Albright, te lo prometo, nunca te dejare sola».

Nada más recordar esa frase, se sintió peor que una cucaracha, no solo le había faltado a esa promesa, sino que le había fallado de la peor manera y justo cuando por fin podía decir que su corazón era únicamente de él.

Con eso en mente, se dirigió esa tarde al pequeño departamento donde se estaba hospedando la muchacha, si tenía que perderla para siempre, si tenía que dejarla sola, lo haría con ella sabiendo la verdadera razón de su abandono.

Te encontraré (Vida en Línea #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora