DINASTÍA

EXTRA: Golpe de realidad

Eso hicimos. Observamos.

Casi me da un paro cardíaco cuando Máximo se puso de pie y llamo a mi hijo para que se acercara y lo tomo de la mano, acercándolo a sus hijos y dejando que sus leones lo olieran para que empezarán a reconocerlo y no mirarán su presencia con desconfianza.

Erick no tiene amigos, le cuesta un poco socializar, sé que es muy difícil para ellos cuando sufren la ausencia de su madre, he leído sobre eso, por tal motivo tratado de ser ambos, padre y madre para él. Para mi fue un trago amargo ver lo bien que se integró con los hijos de Máximo y la Riccardi, porque sé que solo fue por el momento, eso no irá más allá de un encuentro repentino, mi hijo nunca podrá ser amigo de ellos o entablar algún tipo de relación cercana, no porque yo se lo impida, sino porque los padres de los mellizos jamás lo permitirán.

En el fondo me duele que las cosas hayan sido como fueron, más en la vida de mi hermano, ha sufrido mucho por causa de nuestra madre y aunque nunca lo ha demostrado yo si podía ver los cambios de postura que tenía cuando ella lo rechazaba, cada vez que eso sucedía sus ojos se oscurecía, tanto que asustaba. Siempre ha mantenido distancia de nosotros, quizá porque Ariadna si nos prestaba atención a Mía y a mí, y él nunca ha entendido que no era nuestra culpa, simplemente nos vio como enemigos de los cuales alejarse. Todo el tiempo trate de hablar con mi madre pero su odio por el sobrepasaba cualquier limite. Nunca entendió que los hijos son hijos y que por mucho que se equivoquen tenemos que perdonarlos, pero sobre todo amarlos. Eso es lo que hacen los verdaderos padres. Mi madre nunca supo ser madre de mi hermano, no tiene derecho a llevar ese título.

El día que le dije a Máximo que la Riccardi había atacado a nuestra hermana y me ahorcó sabía que algo había cambiado. Máximo es violento en el Cirius pero nosotros nunca hemos merecido ni siquiera que él se altere, siempre ha mantenido la calma, no dejándose perturbar por nuestra parte. Que lo haya hecho solo significaba que algo pasaba y que haya dicho que se encargaría y nunca lo hiciera reforzó lo que había pensado.

No tuve que esperar mucho para que el anunciará que había contraído matrimonio con nuestra enemiga y que después la sentará en la gran mesa de los abuelos. Lanzó una amenaza en contra de todos nosotros. Aun así, siendo su esposa nunca más me pasó por la cabeza hacerle daño, era la esposa de mi hermano y aunque en la cena tuvimos una pequeña discusión, la respeto. En la mafia se tiene que aprender a reconocer cuando alguien en digno de admiración, es una mujer muy fuerte, lo he evidenciado muchas veces, vi el vídeo de su secuestro y si eso no es sobrevivir como los grandes, no sé qué es entonces, por eso nunca logré matarla, si no la mato eso, es imposible que algo más lo haga.

Nunca hemos sido amigos y para ser sinceros nunca creo que lleguemos a serlo, aun así acepto mi presencia en el pent-house de mi hermano cuando estuvo en coma alrededor de cinco meses, cada dos días a la semana era recurrente que yo visitará el lugar en el que vivían. Cuando llegaba ella me miraba con recelo y desconfianza, la tensión era evidente, nunca me saludo, ni cruzamos palabras, salvo cuando sucedía una emergencia, pero si no era necesario, ni siquiera me miraba.

-¡Papi!-espabilo un poco cuando me gritan.-Te estaba diciendo que jugare con el pequeño Zet, papi.

Pequeño el llamada a su Rottweiler, cuando ese animal no es pequeño por ningún lado, por el contrario parece que te comerá vivo cuando te muestra los dientes.

-Un rato nada más, luego sube a hacer las tareas.-le advierto.-Yo iré a trabajar a la oficina de arriba, tengo algunos negocios que cerrar.

-Ya, papi, muchas gracias.-se baja de su silla y viene a mí, renuevo su cabello y se va feliz en busca de su perro.

Entro a la oficina que está en el segundo nivel de la mansión, un apartado de la casa al que nadie tiene acceso, solo Erick cuando me va a buscar por las noches antes de irse a dormir o cuando dice que ya llevo mucho tiempo encerrado.