Capítulo 44

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Rafaella

La audiencia se llevó a cabo al promediar las 6:00 de la tarde. Fui declarada inocente y se ordenó mi libertad inmediata.

Le pedí a Thiago que me trajera algo de ropa limpia para el momento en que salga de la prisión, porque la que traje puesta quien sabe dónde habrá estado metida. Supongo que dados los últimos acontecimientos tendré que ducharme en el avión.

Me trasladan de regreso a la prisión, con los cuidados debidos ya que según mencionaron el país ha entrado en medidas preventivas al ser declarado en estado de emergencia. Todo obra de Máximo Kuznetsov, quien no puede quedarse quieto y decidió ingresar al país aun sabiendo que lo están buscando para cazarlo.

Como siempre está loco de remate. Si me persiguió a mí, que soy la mujer que amaba, con una bazuca, no me imagino que estará haciendo allá afuera.

Realizan los procedimientos debidos al ingreso y me devuelven a mi celda. Encerrándome otra vez.

Lo único que tengo por hacer aquí es dormir y pensar, y justo ahorita no es que el sueño me invada por lo que me recuesto sobre uno de mis lados, colocando mi rostro sobre las palmas de mis manos, con una pierna estirada y la otra la levanto un poco.

Mi mirada da directo a la pared que carece de gracia y decoración.

Cierro los ojos un momento y me imagino la sonrisa triunfal que tendrá en el rostro mi padre y lo feliz que estará mamá al saber que pronto regresare y no sé por qué me invade una sensación de nostalgia al evocarla en mis pensamientos y rememorar recuerdos pasados con ella.

Hemos compartido tantas cosas juntas que a veces me cuesta saber que ya no la veo tan seguido porque las dos llevamos vidas muy atareadas por el trabajo.

No hay nadie como mi madre, tan linda y especial para mi corazón. Si bien es cierto, papá tiene mucho peso sobre mi personalidad y creación, básicamente, pero mi madre me formó en muchos aspectos diferentes. Ella es y siempre será mi compañera de vida.

Recuerdo que cuando decidí irme a vivir a Londres me negué rotundamente a que me visitaran porque no quería que vieran el poco brillo que quedaba en mí, parecía que me había apagado automáticamente. Era un ser sin vida. Estaba completamente perdida.

Por un par de meses lo aceptaron sin refutar, con el fin de darme tranquilidad, solo realizaban llamadas y también se comunicaban con mis amigos para que les dieran información de lo que pasaba conmigo, creí que así sería por varios meses pero un día Carolina Ferrer, como la reina que es, decidió invadir los confines de mi mansión en el Reino Unido y adentrarse en ella.

Desde ese entonces viajaba a verme al menos una vez por semana. Abandonaba cualquier cosa que tuviera que hacer en Roma solo para ir a verme y a abrazarme.

Incluso a veces iban dos o tres veces a la semana, casi pasaba mayor parte de su tiempo conmigo y con mis amigos.

Ellos se ponían felices porque así la mansión llevaba un orden y claro, mi madre era la que se encargaba de hacer el mercado porque esos inútiles no sabían de nada al momento de elegir alimentos y mucho menos cocinar.

Mi madre les aliviaba la vida, pero conmigo hacia mucho más, ella aliviaba mi alma. Quitaba cualquier peso que tuviese sobre mí y calmaba cada punzada de dolor que me torturara, pero sobre todo calmaba mi mente.

Esa que clamaba a gritos paz.

Verla a ella significa para mí, en cortas palabras: "Felicidad".

Era ir a la escuela o salir a cualquier lugar y llegar a casa con la sensación de que alguien te espera allá adentro, es inexplicable. Recuerdo que me apresuraba a abrir la puerta y preguntar por ella para correr a buscarla.

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