Capítulo 31

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Rafaella.

Dos tres han pasado desde que Renzo sufrió el atentado que lo ha dejado en observación, con más de veinte médicos a su disposición incluido mi esposo, que no se ha despegado ni un solo segundo de él. Yo si he tenido que irme aunque no he querido hacerlo, pero mis hijos nos esperaban en casa y tuve que ir a verlos y contarles un poco lo que ha sucedido para que entiendan la causa de nuestra ausencia.

Ha sufrido dos paros cardiacos en lo que va internado y eso es preocupante, no sabemos lo que pasara luego, cuando responda. A Máximo es lo que más le inquieta, piensa que quedara traumado por lo del accidente ya que lo relacionara con el accidente que sufrió su padre, algo que al parecer Renzo no ha superado por mucho que ha tratado, la ausencia de su padre es una herida abierta que nunca ha cicatrizado y que no lo hará.

No conozco muy bien la historia de la familia Novikov pero puedo comprender que tuvieron una gran pérdida cuando murió el patriarca de su pequeña familia, el chico de ojos marrones tuvo que quedarse solo con su madre y ser una muralla fuerte n la cual ella pudiese apoyarse. Lo consiguió, su mamá salió adelante pero él se quedó en medio de esas cenizas de fuego ardiente que aún quedaban en el aire el día que su padre dejo este mundo.

Su madre está aquí, llego horas después de que le avisaron, la angustia y desesperación no abandonan el rostro terso y bien cuidado de esa mujer. Su dolor se puede palpar en el aire, no hay forma de poder poderse en su lugar, porque sé que no hay consuelo para alguien que en un segundo puede perderlo todo. Su hijo es lo único que le queda.

Rose, se ha desmayado más de una vez, no está bien, esto la ha sobrepasado y ver a su marido a través de un vidrio que le impide tener el mínimo contacto con él la está enloqueciendo. Muerde sus unas y pasa la mano por su rostro con desesperación.

-¿Todo estará bien, verdad, Rafaella?-su voz es tan bajita que apenas la logro distinguir entre los enredos de mis pensamientos.

-Todo estará bien, Rose. Tienes que tranquilizarte. Él nunca te dejara sola.-menciono con firmeza.

-Yo estoy desesperada y te juro que si no sale vivo, yo manchare mis manos de sangre cuando encuentre al maldito que le ha hecho esto.

-Gajes del oficio.

-Yo no me imagino cómo pudiste mantener la cordura cuando tu esposo se moría. Renzo dice que fueron momentos difíciles.

-Fueron los más duros de mi vida, pero nunca me di por vencida, mi marido es fuerte y el tuyo también lo es, son hijos de la mafia Rusa, no hay nadie más fuerte que ellos y con más capacidad de mantenerse vivos, sobre todo.

-A veces no puedo respirar. Esto me está volviendo loca, ¿Por qué no se despierta?

-El accidente ha sido fuerte, pero estará bien. Si no es así, aquí...-señalo a todos los que están en la sala de espera.-Todos nos mancharemos las manos de sangre.

-Todo estará bien.-respira hondo.-Todos estaremos bien.

-Exacto.-la miro, sus ojos conectan con los míos.-Eres una mujer de la mafia, mantente en pie, que nadie te vea con la cabeza gacha. Cuando salgas a fuera, que todos contemplen lo invencible que eres y las ganas que tienes de cargarte a medio mundo si es necesario.

-Tú eres muy fuerte.-asegura a mi favor.

-Tuve que aprender a calmarme cuando esperaba a mi padre en casa y a veces no llegaba porque estaba herido en algún lado o haciéndole frente a sus enemigos.

-Mi padre era diferente, el solo estaba metido en su empresa, trabajando y trabajando. Siempre sabía dónde encontrarlo.

-Eras afortunada.

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