Capítulo 48 - Rey de Reyes

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Lleva las manos hacia rostro cuando la sangre empieza a empapar su boca.

Vuelvo a írmele encima pero levanta su guardia impidiéndome dar un golpe certero, por lo que ataco sus extremos.

Las costillas son mi blanco principal, ataco sin cesar, hasta que intente cubrir ese lado.

Regreso mi ataque arriba pero mi pie sigue insistiendo en golpear su rodilla hasta que la escucho crujir.

¡Mierda!-grita adolorido.

La multitud se vuelve loca gritando alaridos a mi favor.

Lo levanto en peso y me lo llevo al suelo.

Impide que realice una llave, enrollando sus piernas a mi cintura.

Me pongo de pie con él en la misma posición y me dejo caer escuchando sonar sus huesos.

Vuelve a gritar, soltándose e intentando escapar de mí.

Se sujeta con fuerza de las rejas, pero lo llevo al piso otra vez, golpeándolo hasta el cansancio, me empeño en destrozarle la cara y dejarlo irreconocible, mis puños golpean en todos lados, haciendo brotar sangre hasta de sus costillas, rompo sus brazos provocando que las astillas de los huesos atraviesen su carne y se empiece a desangrar.

Vuelve a arrastrarse lejos de mí al momento en que ve la pelea perdida, pero voy tras el.

Avanza con una de sus piernas pierna cojeando y el pie en mala posición por lo que lo piso con fuerza, quebrándoselo.

No le doy tiempo a recuperarse cuando me ubico tras el pasando mi brazo alrededor de su cuello, empezando a asfixiarlo.

Golpea mi brazo en un último intento de que lo suelte, pero no dudo al momento de ejercer más fuerza y quebrarle el cuello, dejándolo sin vida.

Lo suelto dejando que su cuerpo se desplome a un lado.

Me pongo en pie levantando los brazos en señal de victoria. Mis nudillos se mantienen húmedos debido a la abundante sangre que se cargan, misma sangre que resbala por mis brazos y que incluso llevo en las piernas debido a la llave que he aplicado.

No importa cuántas veces haga esto, sigue produciéndome la misma satisfacción.

El golpe de adrenalina es lo que más me gusta de este, al que le llamo deporte.

Camino hasta mi posición inicial, indicándoles que ya pueden dejar pasar al siguiente oponente.

Traje al mediocre presidente para que todo mi país sepa que puedo acabar con un solo movimiento con cualquier adversario, que ni los gobiernos que hacen llamarse poderosos pueden conmigo.

Las apuestas corren a mi favor, porque cuando yo peleó la gloria está asegurada. Incluso yo he apostado diecisiete millones de por mi victoria.

Marc esta aterrado, por lo que uno de los hombres del Cirius lo empuja hasta llegar al centro.

Me acerco a él y le digo:

-Hoy seré Máximo Kuznetsov, el rey que asesinó a un presidente que decidió irse en contra de su reina.

No espero a que golpee. A la primera le doy un cabezazo que lo derriba.

Se arrastra, alejándose para ponerse en pie.

Estando en el piso lo pateo y me le subo encima golpeándolo hasta el cansancio.

Con un brazo lo sujeto de la nuca y lo levanto.

Quiero que pelee. Ahora no le permitiré ser un cobarde.

Todo su rostro esta bañado en líquido carmesí.

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