Capítulo 11. Un nombre

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Salieron al pasillo y se dirigieron a la oficina del príncipe. El ambiente entre los tres, se hizo particularmente incómodo dado que se encontraban en un absoluto silencio. Como si cada uno de ellos, permaneciese sumido en sus propias cavilaciones.

Sarah levantó la vista para observar atentamente la figura del hombre que caminaba delante suyo. Se preguntó seriamente que era lo que pasaba por la cabeza de aquel hombre. Desde el momento en que lo conoció, no había logrado entender ni una sola de sus acciones.

Sin siquiera saber más que su nombre, el simplemente dijo "trabaja para mi", "debo encontrarla" y no le importó nada más. Entonces, entre tantas personas ¿Cómo lograría reconocer a quien realmente busca?

Pero la autoconfianza del señor Bell, le hizo determinar que este pensamiento era totalmente innecesario. Él definitivamente debía saber algo sobre esa mujer que otros no. Por eso, sin importar si se llamaba Sarah o cambiaba su nombre, el señor Bell podría reconocerla.

Sarah cavilaba en sus pensamientos cuando se detuvo a solo centímetros de estampar su cara contra la espalda del señor Bell, al notar que el hombre se detenía en medio del pasillo sin motivo aparente.

No pasó mucho tiempo antes de que desde el ascensor, repiqueteara un "tac-tac" sobre el suelo metálico, haciéndola mirar con curiosidad por encima de los hombros de sus acompañantes. Una hermosa rubia con gafas de sol y tacones de piel falsa de leopardo se acercaba a ellos a través del pasillo. Su actitud serena y elegante deslumbraba a todos a su alrededor.

Sarah tuvo que cubrirse con ambas manos la boca para evitar dejar salir un grito por la sorpresa.

–Así que finalmente decidiste unirte a R&J Style– Tom se acercó a saludar amistosamente con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.

La rubia se retiró las gafas y sonrió.

–Ah, señor Bell déjeme presentarla, ella es–

–Encantado de conocerla señorita Scabelle– el señor Bell extendió su mano y la joven correspondió al saludo.

–Es un placer conocerlo señor Bell, en persona luce usted mucho mejor. He venido especialmente porque quisiera hacerle una proposición antes de aceptar su oferta.

–¿Oferta?– Tom se acercó al señor Bell y preguntó en un susurro –ella es la mujer que le dije que intentaba reclutar, ¿puede ser que ya usted la había invitado?

–Hablemos en mi oficina.– El príncipe indicó el camino

Tom detuvo al príncipe y le preguntó en un susurro –jefe, usted dijo que yo debía reclutarla, me hizo ir allí a perseguirla, incluso tuve que ir a un bar con ella para convencerla, pagar la cuenta y llevarla a su casa después de que se emborrachara... Fui un caballero totalmente estaba seguro de haberla convencido de unirse a nosotros ¿y al final ella vino porque usted le envió una oferta?

El príncipe no respondió.

–Increíble, al menos pudo decirme. Se lo advierto, va a tener que reembolsarme todo lo del taxi y las botellas de vino que bebió. –Tom susurró para si mismo. Monic lo miró con una mirada de pocos amigos.

la rubia dirigió la mirada a la figurilla que se escondía tambaleante a expensas del señor Bell. –¿Pero quién es...?

El señor Bell se dio la vuelta para que Monic pudiera ver a Sarah.

Monic abrió los ojos como platos al ver a Sarah temblorosa y reticente –¡Ah! Pero porque estas aquí Sar–

–¡DIRECTORA! Que gusto poder encontrarme con usted nuevamente JAJAJA.

La búsqueda del príncipeWhere stories live. Discover now