—No tiene nada que agradecer, señorita, lo hice con mucho gusto.

—Solo llámame Angie, no me gusta eso de señorita—él rió levemente—.

—Está bien... Angie—sonreí—yo también quería verte porque te tenía un regalo.

—¿A mi?—dije sorprendida, él asintió—¿y cuál es el motivo?

—Porque si, yo te doné sangre, pero tú fuiste la que luchó por su vida, y como una luchadora ye queria dar esto—me enseñó una pulsera con el dije de un rayo, era de plata—.

—Está muy linda—le extendí mi mano y él empezó a colocarla—¿tiene algún significado o..?

—Si, a lo mejor muchos integrantes de la familia me han dicho que tú eres como un rayo de alegría en sus vidas—sonreí, él hizo lo mismo—.

—Muchas gracias, créeme que la llevaré siempre.

Él asintió sonriendo.

—¿Ye molestaría si... si te pido un abrazo?—su pregunta me dijo al confundida, pero como si no fuera yo, conteste rápidamente—.

—Para nada—le sonreí—.

Él me abrazó levemente, yo le correspondí, no sé por qué pero cerca de él me sentía segura.

Él me abrazó levemente, yo le correspondí, no sé por qué pero cerca de él me sentía segura

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P.O.V. Liliana.
Ana Ju, Romeo y yo llegamos a la casa, pues él se ofreció a traernos, aunque les soy sincera y me sentí un mal tercio en todo el camino.

—Romeo—dijo Kika acercándose en cuanto lo vio—.

—Kika—sonrió el—que alegría verte. Oye, tus primos me contaron de su accidente ¿todo está bien?

—Si.

—Bueno, te presento a Leona que es la asesora personal de mi tío Gael—dijo Ana Ju señalándola—.

Ambos se saludaron amablemente.

—Y él es David, es el fisioterapeuta de nuestra mamá—hablé señalándolo—.

Ellos también se saludaron.

—Oliver ¿cómo estás?—dijo cuando lo vio—.

—Ya te ves mucho más grande.

—Y tú también.

—¿Tienes mucho tiempo de conocer a la familia Torrenegro?—le preguntó Leona—.

—Si. Los chicos de esta casa y yo crecimos prácticamente justos. Soy amigo de la familia desde que soy un bebé.

—¿Y viniste con tus papás?—le preguntó Kika—.

—No, ya sabes cómo son, horita están en Estambul y con la idea de adoptar otro hijo.

Reímos.

—Muero de sed, vamos por algo a la cocina—dijo Ana ju—.

Love Story || Benjamín GarcíaWhere stories live. Discover now