capítulo 16

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El Cullen, con una sonrisa juguetona bailando en sus labios, rompió el silencio

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El Cullen, con una sonrisa juguetona bailando en sus labios, rompió el silencio. "Ocupas mucho espacio", bromeó mientras deslizaba su codo suavemente contra el de Jessica, con la intención de apartarla gentilmente.

Jessica, con una expresión de sorpresa y diversión en su rostro, respondió con una sonrisa cómplice. "Parece que estoy atascado aquí, ¡no puedo moverme ni un centímetro! ¡Estoy pegado a ti!"

Edward, tratando de mantener una expresión seria pero luchando contra una sonrisa, dijo "Espacio personal, por favor".

La rubia, sin inmutarse, respondió con una risa encantadora. "¡Oh no, me sigo pegando!", exclamó, mientras continuaba acercándose a Edward, como si estuviera siendo atraída por una fuerza invisible e incontrolable.

Los extraños movimientos y muecas de Jessica provocaron una risa espontánea del Cullen. "¿Estás invocando a algún demonio?" preguntó entre risas, disfrutando de la espontaneidad de su amiga.

Jessica, en un giro dramático, se paró del sillón con un poco de dificultad y se alejó un poco de Edward con una expresión de dolor exagerada en su rostro. "¡Estoy herida!", exclamó con teatralidad. Luego, continuó, "Ok, ok, estarás solo, Edward Cullen".

Él estiró su mano, sujetando la de Jessica con suavidad, y la jala hacia él. Un leve grito juguetón escapó de los labios de Jessica, quien negaba con la cabeza como si fingiera querer alejarse, pero su sonrisa delataba su complicidad.

Finalmente, Jessica quedó a solo unos pocos centímetros de Edward, parada entre el espacio que sus piernas permitían, ya que él aun estaba sentado. Sus ojos dorados se encontraron con los azules de Jessica en un intercambio de miradas cargadas de diversión. Había un brillo travieso en los ojos de Jessica, mientras que los de Edward reflejaban la misma diversión, pero además había algo más, algo que ninguno de los dos notó en ese momento.

Edward mantuvo una sonrisa cómplice en sus labios, con un tono suave, y sus ojos dorados brillando con intensidad, dijo: "Bueno, parece que estamos destinados a estar pegados el uno al otro".

El delicado equilibrio de la habitación se tambaleó en un instante, y la sonrisa de Jessica, que había brillado con complicidad y posibles promesas, se tornó en una expresión de duda y confusión. Sintió su corazón latir con fuerza mientras le daba un leve apretón al agarre de la mano de Edward, como si buscara refugio en ese gesto, un ancla en un mar de emociones turbulentas.

Sin embargo, decidida a resistir a ese raro sentimiento que había florecido dentro de ella, Jessica optó por ignorarlo, por temor a que desencadenara un cambio en la dinámica de su relación con Edward.

"¡Jessica!" el grito de Thania resonó en el aire, mezclándose con el eco de las voces ansiosas de sus abuelos, provocando que la joven, aún sumida en un abrumador desconcierto, soltara la mano de Edward.

"Estoy en el patio, mamá " respondió con un tono lo suficientemente alto para que su madre pudiera oírla.

Jessica volvió a sentarse junto a Edward, y en ese momento su madre salió al patio. No le llevó mucho tiempo darse cuenta de que había otra persona en su casa además de su hija.

Romeo, Julieta y la chica que arruinó el clichéWhere stories live. Discover now