capitulo 9

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Edward observó la casa de Jessica con más detalle esa mañana

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Edward observó la casa de Jessica con más detalle esa mañana. Era una residencia grande de dos pisos, posiblemente una de las casas más grandes en Forks. Estaba pintada de blanco con algunos detalles en tonos marrones y dorados que le daban un aire sofisticado, con un jardín delantero amplio que estaba muy bien cuidado.

El Cullen recordó que había estado allí el día anterior, después de salir de la cafetería. Jessica le había pedido que la llevara a su casa, y aunque Edward había deseado quedarse con ella, la rubia había insistido en que quería estar sola.

Había pensado en quedarse en las cercanías para asegurarse de que Jessica estuviera bien, pero finalmente decidió darle el espacio que necesitaba y se fue. Ahora, al día siguiente, se encontraba frente a la puerta de la casa de Jessica.

Estaba indeciso sobre qué hacer a continuación. Sabía que no podía forzar a Jessica a hablar o compartir sus sentimientos, pero al mismo tiempo, no podía evitar preocuparse por su bienestar. Se preguntaba si debía tocar la puerta o simplemente esperar afuera, respetando su deseo de estar sola.

Ellos eran amigos, ¿Verdad?

Ellos habían pasado mucho tiempo juntos, hablando con una fluidez y diversión que Edward no había pensado que era capaz de tener. Pero al mismo tiempo pensó en que solo se conocían durante una semana, incluso ella había estado indecisa de como presentarlo cuando frente a Robert.

 La situación era complicada, y Edward se sentía inseguro sobre cómo proceder.

Pero Edward no necesitó pensar demasiado, porque la puerta frente a él se abrió de repente. Había estado tan inmerso en sus pensamientos que había ignorado por completo el sonido de los pasos que se acercaban y los pensamientos suaves que llegaban desde el otro lado de la puerta.

Cuando la puerta se abrió por completo, reveló a una mujer con una tez clara y una melena larga y ondulada de color castaño oscuro. Su rostro tenía una forma ovalada con rasgos finos y delicados, y sus ojos eran grandes y expresivos de un intenso color azul claro. Edward no tardó en darse cuenta de que eran los mismos ojos que Jessica tenía, lo que lo dejó momentáneamente sin aliento. La mujer era apenas unos centímetros más baja que Jessica, lo que hacía que la semejanza entre ellas fuera aún más sorprendente.

- Buenos días, ¿Puedo ayudarte en algo? - preguntó la mujer con un tono amable, pero sus ojos lo miraban de manera analítica y curiosa. Edward se sintió atrapado en su mirada, sintiendo como si esa mirada pudiera penetrar en su interior y descubrir todos sus secretos.

- Buenos días - se apresuró en saludar Edward - Soy Edward Cullen, uh... - de repente, se quedó en silencio mientras la duda que había surgido en su cabeza segundos antes volvía a atormentarlo.

¿Jessica y él eran amigos?

La mujer frente a él pareció entender su inseguridad y completo con una sonrisa amable - Amigo de Jessica.

Romeo, Julieta y la chica que arruinó el clichéWhere stories live. Discover now