I Need You | Simón Riley

29: Decisiones

― Llámame apenas lleguen y piénsalo bien ¿sí? Aún hay tiempo, no tomes ninguna decisión apresurada. ―

― La decisión ya está tomada Alice. ―

― _____ solo... solo dale un par de vueltas más a la situación. Simon también tiene el derecho de decidir. ―

― Te llamo luego. ―

Parecía que nada haría que cambiases de opinión, Alice mantenía la esperanza en que solo estabas asustada y así lo era. Te aterraba la idea de traer a una pequeña criatura al mundo, a un mundo donde prácticamente jamás vería a sus padres o un mundo donde uno de ustedes podía perder la vida en cualquier momento.

Simon decía que no era una opción para él, no tenía que entregarle a un niño cuando él ni siquiera tuvo el ejemplo de un padre, solo de alguien cuyo egoísmo hizo de su infancia un total infierno.

Te aterraba que el dijera con sus propias palabras que no lo quería o que te deshicieras de él. Temías que dejara de amarte por tu error, mientras más pensabas, más ideas irreales llegaban a tu mente, traicionándote completamente. Cosas que en la realidad Simon sería incapaz de hacer o decir.

El silencio de su hogar se vio interrumpido por Riley, así como cada vez que volvían de algún lugar el corría a la entrada a darles la bienvenida, esta vez solo se quedó sentado observando como su padre abrazaba a mamá intentando consolarla.

Su carita se inclinaba de un lado al otro con sus orejitas hacia atrás, intentando comprender la situación, ni aun cuando trajo su pequeño pulpito morado llamo la atención de ninguno de los dos. Resignado solo se fue a su gran y acolchada cama de la sala a descansar.

― Lo siento tanto Simon... fue mi culpa. Yo no tome mis medicamentos.―

― ¿Cómo es posible que creas eso? Claro que no, fui yo él que no se cuidó, a eso súmale que me corrí varias veces dentro. Si hay alguien a quien culpar debe ser a mí. ―

Te aferraste con fuerza a su cuello, dejando que él te cargara hasta la habitación, en el camino llamo a Riley para que los acompañara el cual camino contento a su lado pues al fin tenía la atención que tanto había buscado.

― Ya no llores amor, me parte el corazón verte así. ―

Tu cuerpo daba pequeños saltos al intentar controlar tu respiración y calmar tu llanto, si algo te tranquilizaba era que Simon en ningún momento te dejo sola, aunque él no estuviese de acuerdo y durante todo el tiempo que lo conocías menciono que no le agradaba la idea de tener hijos, él se mantuvo siempre a tu lado, esperando el momento oportuno para hablar las cosas.

― Eso es... todo estará bien amor, haremos lo que tú digas ¿sí? ―

― ¿Y si decido no tenerla? ― Hasta tú te sorprendías lo fría que llegaron a sonar tus palabras.

― Te apoyaré, sea cual sea tu decisión. ―

Después de arroparte con las mantas de la cama y dejar a Riley a tu lado, se levantó al baño de la habitación solo para refrescar su rostro con un poco de agua fría, aun se sentía mareado debido al alcohol. Odiaba tener esa charla tan importante sintiéndose así.

Te quedaste abrazando a Riley dejando que el limpiara con su gran lengüita las lágrimas que iban deslizándose por tus mejillas, aun sin entender absolutamente nada de lo que sucedía, Riley intentaba a toda costa sacarte una sonrisa.

Salir del baño significaba volver nuevamente a la conversación, mantuvo su mirada fija en sí mismo a través del espejo buscando la mejor manera de abordar el tema sin lastimarte, estaba decidido a apoyarte tal y como lo dijo, solo quería ser cuidadoso.