27: Un beso de desayuno

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Un delicioso aroma a pan tostado y café llegaba a la habitación, sacándote de tu reconfortante descanso, la primera noche de vuelta en su hogar sería algo que recordarías con amor para toda la vida. Simon te envolvió en sus cálidos brazos toda la noche y te hablo sobre los planes que tenía para ambos como si de un cuento se tratase, hasta que caíste profundamente dormida.

Con mucho esfuerzo tomaste las muletas que estaban justo a un costado de la cama listas para ti, las acomodaste en tus brazos para comenzar a dar el primer paso de muchos.

Te tomo bastante tiempo y mucho esfuerzo llegar a la cocina donde Simon estaba de espaldas a ti, cubriendo de mermelada las tostadas que aun liberaban calor a través del humo que emanaba de ellas. Dos tazas de café recién molido estaban listas y servidas en una pequeña mesita plegable de madera.

Simon vestía solo con sus grandes jagger dejando ver todo su tonificado torso desnudo. En uno de sus hombros colgaba un blanco mantel con el que secaba o limpiaba sus manos de vez en cuando.

Y aunque estaba en casa, su mala costumbre de no bajar nunca la guardia hizo que escuchara el sonido de tus muletas chocar contra el piso por cada paso que dabas, sacándolo de su ritual de desayuno, donde se mantenía totalmente concentrado intentando que todo quedara delicioso y con buena presentación.

― ¡______! ― Algo asustado soltó de inmediato las tostadas que sostenía en sus manos. Corriendo hacia ti para cargarte el mismo en sus brazos.

― Mi amor estoy bien. ― soltaste entre risas.

Simon entre cerro sus ojos frunciendo el ceño de sus cejas. ― Aun así, ven vamos a la cama. El desayuno estará listo en un par de minutos. ―

Quito las muletas de tus brazos, dejándolas apoyadas en la pared del pasillo que los dirigía a las habitaciones. ― Ven aquí amada mía. ― con tanta facilidad cargo tu cuerpo por el largo pasillo, el cual era testigo de su completa felicidad mientras almacenaba las risas que rebotaban en el haciendo una clase de eco en el lugar.

Las almohadas que pacientemente Simon había retirado la noche anterior, dejando solo las necesarias para dormir, las volvía a posicionar en el respaldo de la cama realizando una cómoda y cálida superficie en donde descansar tu espalda. Quedando perfectamente sentada esperando por el desayuno que tanto le emocionaba a Simon entregarte.

Un cálido beso se alojó en tu frente acompañado de un dulce "te amo", esperaste paciente tal y como él lo pidió lo que te dio el tiempo de tomar tu teléfono para responder los múltiples mensajes que habían en él.

De pronto Simon volvía a hacer acto de presencia en la habitación con la pequeña mesita de madera que ahora lucia unas hermosas flores decorando el desayuno.

― Buenos días mi amor. ― dijo con una amplia sonrisa aun de pie en el marco de la puerta.

― Buenos días cariño, que hermosas margaritas, muchas gracias. ―

Con mucha precaución acomodo la mesa a un costado de la cama para después sentarse justo a tu lado y así poder disfrutar del delicioso desayuno, ambos hicieron sonar en un suave choque de los cristales de sus vasos con jugo de naranja recién exprimido, en una clase de brindis.

Simon cubrió su boca intentando no dejar salir el jugo que estaba en su boca debido a la risa que nació de el al ver como tu rostro se arrugaba gracias al cítrico. Trago fuerte antes de poder finalmente dejar salir explosivamente su risa.

― ¡¿Qué?! Hace meses no bebía jugo, menos de naranja. ―

― Lo sé, lo sé. Lo siento, es solo que me pareció jodidamente tierno. ―

I Need You | Simón RileyWhere stories live. Discover now