04. Aspirina en polvo

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El árbol familiar de los Lee era como algo salido de una tragicomedia de Shakespeare. Pam y Kate sólo compartían a su padre, lo que quería decir que venían de madres diferentes. La madre de Pam, Maggie, era la que había estado casada con John mientras éste le ponía los cuernos con Lily, la madre de Kate, quien no sabía que él estaba casado. Cuando el hombre dejó embarazadas a ambas mujeres simultáneamente, Maggie lo divorció, Lily juró que no quería volver a verlo en su vida, y Pam y Kate nacieron con sólo cuatro meses de diferencia.

Mientras que Lily había repudiado por completo a John, Maggie había decidido dejar que permaneciera en su vida y en la de Pam, lo que quería decir que, cuando no estaba viajando por trabajo, John convivía con Pam y Maggie como un padre normal. Esto significaba que Kate había crecido, gracias a la custodia compartida, viviendo entre dos hogares: la casa de su madre, y la casa que compartía con su padre, Pam y Maggie.

Ésta última fue a la que se dirigieron después de irse del parque. Tras despedirse del resto de la banda, habían vuelto al piso de la bisabuela para dejar el cubo, la fregona, el recogedor y la escoba, y, finalmente, habían echado a andar hacia su casa.

Abrieron la puerta de la entrada y la cerraron una vez estuvieron dentro, con mucho cuidado de no hacer ningún ruido para no despertar a la madre de Pam. Entonces, se quitaron los zapatos, se miraron, y echaron a correr hacia el baño.

Pam la agarró de la ropa y tiró de ella hacia atrás, retrasándola y poniéndose en cabeza; pero, en cuanto llegó a la puerta, Kate le dio un empujón, apartándola del umbral y aprovechando para entrar ella, sacándole la lengua a Pam a través de la rendija al tiempo que cerraba la puerta tras de sí. Tan pronto como cerró el pestillo, escuchó a Pam aporrear la puerta desde el otro lado (bueno, si se podía llamar aporrear a dar golpes sordos con el puño envuelto en la manga de la chaqueta para no hacer ruido).

–¡Perra! –escuchó a Pam susurrar a través de la puerta–. ¡¿Por qué me empujas?!

–¡Has empezado tú! –susurró Kate de vuelta.

–¡Me toca a mí ducharme primero!

–¡Y una mierda, le toca a la que llega primero!

Pam gruñó algo por lo bajinis y se alejó de la puerta. Kate soltó un suspiro de alivio, agradeciendo que su hermana no había querido seguir insistiendo; podían tirarse horas peleándose a través de la puerta, y estaba desesperada por darse una ducha.

Llevaba la misma ropa puesta desde hacía dos días, y su pelo parecía un nido de pájaros. Normalmente se hubiese ido directamente a la cama, pero si a la mañana siguiente tenían que ir a casa de la bisabuela a limpiar, no quería tener que levantarse temprano para ducharse. Después de encender el calentador, cogió un puñado de toallas de mano y empezó a pillarlas entre la puerta y el marco, para insonorizar el baño y que no se escuchara nada desde fuera.

Al salir de la ducha, con el pelo empapado y la piel tirante por el agua caliente de la ducha, se secó, se envolvió el pelo con una toalla, recogió su ropa esparcida por el baño, salió al pasillo y entró a su habitación, que era contigua a la de Pam.

Sintiendo el cansancio como rocas que le pesaban en las extremidades, se metió a la cama, encendió el móvil, lo desbloqueó, y abrió el panel de notificaciones para releer el mensaje que tenía pendiente desde hacía cuatro horas.

Corey

Quedamos? Necesito fumar

Con un suspiro, Kate abrió la conversación y empezó a escribir, entrecerrando los ojos ligeramente debido al brillo de la pantalla.

Lo siento, acabo de ver el mensaje

Estaba ensayando con la banda, no hubiese podido de todas maneras :(

𝙃𝙀𝙇𝙇'𝙎 𝘼𝙉𝙂𝙀𝙇𝙎Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ