El hurón y la Serpiente

CAPÍTULO 10

Los Mundiales

-¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda edición de la Copa del Mundo de Quidditch!-

Se oían gritos y aplausos por todos lados, miles de banderas eran ondeadas y se escuchaban los himnos de cada nación, el enorme panel mágico mostraba: BULGARIA: 0 IRLANDA:0

Al parecer ahora presentarían a las mascotas de cada equipo, primero iban las de Bulgaria, eran veelas, unas hermosas mujeres que ninguna persona haya podido haber visto antes, con una hermosa cabellera dorada que se movía sin necesidad de viento. Las veelas comenzaban a bailar, era como si hicieran que tu mente se quedará en blanco y te hiciera sentir sumamente dichoso, Astian miró a Harry que parecía querer saltar de dónde estaba y lo tomó del brazo
–Harry, ¿Qué te pasa?– este parecía salir de un trance, igual que Ron, Hermione vio sorprendida a Astian.
–¿Por qué tu no te has quedado en blanco y querido saltar como ellos?– Astian se rió.
–No soy tan idiota, no lo sé... Solo sentí que mi cuerpo se relajaba un momento pero seguía conciente de mis acciones.

Ahora iban las mascotas de Irlanda, parecía que había millones de fuegos artificiales que iban en todas direcciones para luego formar un arcoiris, luego un enorme trébol que se deshizo en el aire haciendo caer una lluvia de oro, estaban callendo monedas, toda la gente intentaba tomar las que alcanzarán, eran leprechauns, pequeños hombrecitos con barba y chalecos de color rojo. Las mascotas de cada equipo estaban en su correspondiente lugar en cada lado del estadio.

Ahora le daban la Bienvenida a la selección nacional de Bulgaria, pasaban tan rápido que apenas se podían ver borrosas manchas escarlatas sobre una escoba y cuando llegó Krum, Ron estaba como loco sin perderlo de vista con los omniculares, Astian también usaba los suyos, Krum le hacía pensar en un buitre, era delgado de nariz amplia y curva con grandes cejas negras y pobladas. Ahora iba Irlanda, siete borrosas manchas de color verde entraron a toda prisa, con ayuda de los omniculares Astian y Harry se dieron cuenta que usaban saetas de fuego, ambos se sentían orgullosos de tener una.

Astian puso mucho cuidado en la caja donde veía como salieron las bludgers, la quaffle y por un segundo la snitch.
Por alguna razón Black no se fiaba de Bagman, pero si algo le sorprendía de el, aparte de su irresponsabilidad era su habilidad para narrar esas jugadas tan rápidas, Astian sentía que si veía todo a velocidad normal terminaría vomitando de tanto mover los ojos, más tardaba Ludo en decir un nombre que en lo que pasaba otra cosa.

Astian había puesto atención a los golpeadores con ayuda de los omniculares, que le narraban sus técnicas, aún no se decidía sobre si dejar el equipo, tal vez si se esforzaba más, en un futuro el se volvería capitán y podría cambiar las cosas, valía la pena pensarlo, justo en el momento que pensaba sobre quidditch, de nuevo pensó en Draco, giró un poco la cabeza hacia atrás para verlo, se notaba tan absorto en sus pensamientos, Astian se preguntaba si realmente le estaba poniendo atención al juego o su mente divagaba en otra cosa, la dorada luz del estadio reflejaba en su pálido rostro delgado, sus claros ojos perdidos en algún lado y su plateado cabello, igual que el curso pasado, Astian pensaba que Draco era atractivo, pero también lo era Bill y Cedric, pero entonces... ¿Por qué con ellos es diferente? Bill lo ponía nervioso, Draco nunca lo puso así, Cedric era amable y atentó pero lo fastidiaba, entonces...¿Por qué cuando se sentía perdido, vacío, triste... Quería llamar a Draco? Tenerlo a su lado, escuchar sus estúpidos chistes, sonreír y escuchar un «¿De que te ries, idiota?» simplemente no lograba entenderlo.... Entonces sus ojos chocaron con los grises por un segundo y Astian no pudo evitar sonreír, era como si el tiempo hubiera parado pero regreso cuando escuchó un grito.

«¡Diez a cero a favor de Irlanda!» Astian regresó la mirada al juego, se sentía feliz por qué habían marcado pero... Se hundió en su asiento mientras el juego seguía.