P.O.V. Angie. Benjamín y yo descubrimos que nos tocaba en el mismo salón así que ambos nos dirigimos allá mientras hablábamos, antes de entrar nos topamos con mis primas.
—Ay no ¿te tocó en este salón?—habló Ana Julia, Lili bufó divertida y me miró por lo qué reí—.
—Pues ni modo, al menos tendrás bonita vista—dijo este con seriedad entrando al salón, nosotras lo seguimos—.
—No me gusta tener enemigos—habló Ana Julia—.
—Y a mi tampoco, Ana Julia—dijo él dejando su mochila al igual que mi prima—pero si me laten las competencias.
—Perfecto, a mi me encanta competir—dijo mi prima—y sobre todo ganar.
—¿Ah si? Entonces ya veremos de qué poros salen más correas, que gane el mejor.
Ambos se sentaron, suspire y me senté detrás de Ana Ju, Lili se sentó detrás de Benja.
Benjamín se volteó a mirarme y me dio una sonrisa, se la correspondí y decidí revisar mi celular pero Kika se acercó a mi y me habló en susurro.
—Ni se te ocurra ponerle los ojos a Benjamín, yo lo vi primero—fruncí el ceño—ay, Benja va a ser mi gusto culposo.
—¿Neta Kika? Primer día y ya ligando—dije divertida—.
—Es neta Ángeles, porque con eso de que ustedes tres siempre me roban lo que quiero, comenzando con el amor de mi padre y de mis abuelos.
No dije nada y ella se sentó en donde iría. Mire hacia el frente tratando que no demostrar que me afectó eso, Ana Ju se volteó a mirarme y me sonrió dulcemente y tomó mi mano.
—Ignórala—le dio una leve sonrisa y ella se volteó hacia en frente—.
—Chavos ¿cómo están? Listos para este nuevo día de clases—habló la maestra—.
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P.O.V. Liliana. Abrí mi cuaderno a mitad de clases para rayarlo, estaba aburrida y sino hacia eso me dormía, en eso mire hacia atrás para ver a mis compañeros y vi a un chico medio rubiecito que miraba a mi hermana, sonreí y escribí en un papel.
"El chico lindo de atrás de está mirando"
Me levanté y le dejé el papel a Ana Ju, esta la miró y negó divertida. Iba a volver a mi puesto pero el chico que discutía con mi hermana se había levantado y ambos chocamos haciendo que este cayera al tropezarse con una mochila.
—Lo siento, en serio—dije avergonzada, la mayoría reía—.
—¿Benjamín estás bien?—le preguntó la maestra, el asintió—bien chicos, siéntense.
El chico se puso de pie y me miró.
—Parece que las hermanitas se pusieron de acuerdo para hacerme caer hoy—bufó él, mi hermana lo miró de mala manera—.
