Un juego a la vez

24. Charla en el patio

Christine

Ha sido una semana estresante en todos los sentidos posibles.

Recibí el nuevo horario del torneo de primavera —no le hicieron tantas modificaciones como imaginé—. Estuve revisando cosas de la escuela junto con cosas de mis hermanos.

—¿Es todo por hoy? —pregunto Damián, guardando su computadora

—Por hoy, sí

—Genial. Nos vemos el lunes

—Por si no nos vemos el fin de semana, sí —comentó Stella

Termine de guardar los papeles para salir de nuestro salón, ellos se despidieron de mí en cuanto sus choferes llegaron.

Estaba hablando con Emilia, es raro que no hemos hablado en persona desde el festival, no la veo en los casilleros tampoco, está semana estuve llegando un poco antes, y a la hora de ir por mis libros tampoco la veo, pero no hemos dejado de escribirnos, justo ahora se me hizo lindo el gesto de preocuparse si tenía en que devolverme para mi casa, lo aprecié.

—Chris —levante la mirada de mi teléfono para encontrarme con mi padre—, sube

Subí al asiento del copiloto, en cuanto me puse el cinturón dio marcha.

—¿Puede saber con quién hablabas? —enarque una ceja sin levantar la mirada del celular

—¿Por qué?

Le envié el último mensaje a Emilia, informándole que ya iba con mi padre.

—Tenías una sonrisa al mensajear, por eso no notabas mi presencia —apague el teléfono

—Solo veía un video chistoso

Mire mi teléfono cuando recibió un mensaje.

Emilia: Con cuidado, me avisas cuando llegues

—¿Otro video chistoso?

No quise abrir el mensaje, miré hacia el espejo de la ventana, tenía una sonrisa y un poco coloradas las mejillas.

—¿Qué tal le fue a Emilia en el partido?

—Le fue bien, quedaron empatados con Westerby

—Eso escuché, tu abuelo me estaba comentando ayer —asentí— ¿Y cómo está ella?

—No lo sé, supongo que bien

—¿No han hablado?

—No la he visto, estoy ocupada con las cosas de la escuela

—Invítala a comer —solté una pequeña risa antes de mirarlo

—¿Se te olvido lo que me dijo tu esposa?

—No deberías de hacerle mucho caso a tu madre —lo mire, no alejaba su mirada de la calle

—Es mi madre, luego sabes cómo se pone cuando uno no la obedece

—Cierto pero, en lo que a mi respete eres mayor de edad— se detuvo en el semáforo—, tienes veinte años Christine, ya estás consiente de las decisiones que tomas —retomo la marcha cuando el semáforo cambio—. Tu madre siempre los va limitar, eso ya lo sabemos, pero, si no haces lo que tu corazón dice ¿cuándo habrás vivido realmente?

Durante el camino cambiamos de tema, pero mi padre no dejaba de preguntar por Emilia en cierto tiempo, recibí un mensaje de mi hermana diciéndome si podía ir a su casa, le comenté a mi padre y me dejo de paso, iría con él a la empresa, pero quise ir con mi hermana para averiguar que quería, él dijo que otro día lo podría acompañar.