11. Póker

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Christine

Cuando desperté vi que Stella aún seguía dormida, vi mi teléfono sobre la almohada, lo revise un momento y en los mensajes solo estaba el de mi padre al agradecerme por haberle avisado que me quedaría en casa de Stella, vi los mensajes de Emilia en el Instagram y recordé haberme quedado dormida en medio de la plática. Apague mi teléfono, tome mi ropa y entre al baño de Stella para asearme.

Al salir ella estaba sentada en el borde de su cama.

—Buenos días Chris

—Buenos días, Stella — tome su cepillo para empezar a peinar mi cabello, mientras ella entraba al baño

Terminando de aquello, me senté en el borde de la cama tomando mi teléfono viendo los mensajes de Emilia.

Emilia:Ya es un poco tarde, deberíamos ir a dormir
Emilia: Creo que te quedaste dormida

No pude evitar soltar una pequeña risa. Tenía tanto sueño que lo último que recuerdo es que estaba muy cansada, pero no quería ser imprudente y dejar de contestarle.

Christine: Buenos días.
Christine: Sí, me quede dormida, una disculpa

—¿Vas a seguir diciéndome que Emilia no es tu amiga?

Apague mi teléfono después de enviar aquel mensaje. Stella paso a su armario.

—Porque no lo es

—¿Entonces que hacía contigo anoche? —me hablaba desde aquel cuarto

—¿Quieres hablar de anoche?

No la escuche, supuse que estaba vistiéndose, unos minutos después se apareció de nuevo en su cuarto. No me miro, camino hasta su tocador para peinarse.

—Estabas hablando mucho con ella anoche —no me miraba—, no creas que no vi como sonreíste un par de veces al teléfono 

—¿Otra vez Max? —la vi tensarse

Quería jugar, pues juguemos.

—Vamos abajo, antes de que mamá mande a alguien a buscarnos —asentí

Salimos de su habitación, sabía que no quería tocar el tema de Máx y a mí no me interesaba mucho saber realmente que pasaba, porque sabía perfectamente la historia, era la misma de siempre.

En el comedor se encontraba la madre de Stella y sus hermanos.

—Emilia, buenos días —me saludo su mamá una vez que me vio llegar

—Buenos días Tía

—No sabía que estabas aquí ¿Qué tal la fiesta?

—En lo que cabe... bien —tome los cubiertos para empezar a desayunar

—Cierto, a ti no te gustan las fiestas —mostré una sonrisa forzada

El tema paso solo entre ellos, pero la madre de Stella me hacía preguntas al azar, mi teléfono vibro dos veces, Stella lo miro y luego me miro a mí, no quería revisarlo. Sabía que Stella tenía una sospecha y no quería darle el gusto, aparte no puede ser ella ¿verdad?

—¿Para qué me buscabas anoche?

El tema se me había olvidado por completo, con el tema de la fiesta, ella con ese tipo y la capitana de fútbol.

—¿Christine? —negué

—No era nada importante

—¿Estas segura?

Estábamos de nuevo en su habitación, regresamos después del desayuno. Ella se acercó a mí, pero no demasiado.

—Te conozco —suspiro— discúlpame, debí haberte avisado que saldría —negué— ni siquiera sabía que iría, pero fue una semana complicada y quería distraerme, Max me invito y acepte —la mire de reojo, ella se había sentado de piernas cruzadas sobre su cama, miraba hacia la pared—, Max solo me invito como un amigo y... por el cariño que le tengo, acepte. Cuando entraste al cuarto solo estamos charlando, no íbamos hacer nada malo, lo conoces Chris —asentí— a pesar de todo él siempre ha sido caballeroso conmigo

Un juego a la vezWhere stories live. Discover now