CAPÍTULO 39 - TENTACIÓN

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Todos se mantuvieron en perpetuo silencio asimilando la noticia. Les causó tanta impresión el hecho de que volvieran a incluir la práctica de boxeo, y que a Cherry la hubiesen considerado para un puesto tan deseado y clamado, que no volvieron en sí hasta que Danniel dio inicio a la ovación estruendosa.

A Cherry le dieron palmadas en la espalda, abrazos y una que otra nalgada aún teniendo la quijada sobre sus pies. Aquel semblante pálido y petrificado me idolatraba con lágrimas en los ojos como si hubiese presenciando un milagro.

—Estaremos habilitando un espacio en el salón de la tierra para trasladar los cuadriláteros. El siguiente anuncio es referente al día de mañana, 3 de septiembre. Este castillo cumplirá su vigésimo primer aniversario. —La noticia provocó una oleada de aplausos—. Como ya es costumbre, para esta fecha siempre organizamos una celebración donde solo por ese día son permitidas las bebidas alcohólicas. —Hubo un olor a excitación en el ambiente muy fresco; este día lo habían esperado con el mismo entusiasmo de un preso al enterarse que saldría en una semana—. Pido, por favor, juicio y colaboración con los tutores. Ellos son los encargados de la decoración, iluminación y demás detalles. Organicen grupos para distribuir las tareas y terminar antes de tiempo. Los que deseen participar en el baile tradicional podrán asistir a la lección después de las siete donde ensayarán la coreografía que se estará dictando en el salón central. Recuerden que la reapertura será justo en este lugar dos días después del aniversario. No me queda más que decirles que disfruten, se tomen la tarde libre y no olviden pasar por los cuartos de vestimenta a retirar los trajes que les han confeccionado. —La directora se despidió con una reverencia—. Que tengan un buen día.

Recibí órdenes de informarle a Cherry que se presentara en la oficina de la directora para indicarle lo que estaría haciendo los próximos días con respecto a la reapertura de la práctica. Pero no hizo falta que bajara. Cherry estaba frente a mí haciendo que la punta de mis dedos no alcanzaran la superficie en un abrazo giratorio.

—No mames, fresita, ¡lo hiciste!

—Cherry... quiero vomitar.

—Todavía no puedo creer cómo es que no estamos haciendo las maletas para regresarnos. Y ahora seré tutora. —Me sacudió tan fuerte que entre sus manos parecí una muñeca de trapo—. ¿Cuándo en mi vida yo había soñado con ser tutora?

—Vas a ser la mejor de todas.

—Ay, fresita —Inclinó la cabeza—, no sé cómo agradecerte esto.

—Mira, con que me sigas entrenando es suficiente. —Le regalé un abrazo decente rozando sus senos—. Ve, la directora te espera. Ahora tendrás más trabajo que nunca.

Ayudé trasladando copas de cristal desde el depósito en cajas semiabiertas. Tuve la mejor disposición durante los primeros cinco minutos; después de eso me hartaba abrir la puerta, alzar las cajas y cuidar que nadie me atropellara en el camino.

El comedor iba tomando aires espectaculares con los reflectores de luz colgados del techo. Durante las pruebas, por un momento, tuve la sensación de estar en una fiesta universitaria en casa de los populares millonarios rodeada de gente sudorosa que compartía el mismo aire que el mío. Esa idea no me desagradó del todo; primero porque no había nadie que me des-invitara; segundo porque dando a penas unos pasos conseguiría mi cama.

Akami me vio sin hacer nada por dos minutos y me llevó casi arrastrándome al ensayo en el Salón Central. Si el comedor parecía una fiesta universitaria entonces esto era una discoteca completa. Del candelabro guindaba una bola cuyas luces adornaban el espacio tal como lo hacía la lluvia de colores en una torta para niños. Sin embargo, las barandas de las escaleras estaban decoradas con globos, banderines y cualquier adorno únicamente de color bronce.

A Pulso Lento [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora