─𝑋𝑋𝐼𝑉─

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𝐸𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟

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𝐸𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟...

“La situación era intrigante y desconcertante. Athina y Leon intercambiaron miradas, conscientes de que estaban ante un momento crucial. La caja que Luis sostenía en sus manos podría ser la clave para su supervivencia y para desentrañar los misterios que los rodeaban. Con cautela pero decididos, se prepararon para descubrir lo que les aguardaba en el contenido de esa enigmática caja.”

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Luis se tomó su tiempo para explicar que dentro de la caja se encontraba un neutralizante para la plaga, lo que llevó a que ambos agentes tomaran el medicamento y aguardaran unos minutos con expectación. Poco a poco, notaron cómo las venas en sus cuerpos comenzaban a desvanecerse, brindándoles un alivio palpable y una sensación de mejora notable.

—¿Ya se sienten mejor? —inquirió Luis, entretenido con un pequeño encendedor dorado.

Sí, parece que funciona. —respondió Leon, su tono tranquilo denotaba una mezcla de alivio y agradecimiento.

Gracias, Luis. —expresó la mujer con una pequeña sonrisa en sus labios, gesto que fue correspondido con un asentimiento de Luis.

Sin embargo, la realidad no tardó en volver a imponerse. Luis les explicó que los efectos del neutralizante desaparecerían rápidamente, lo que les hizo comprender que solo habían ganado un breve respiro. Leon tomó una de las jeringas con el neutralizante y la observó por un momento antes de entregársela a Athina, quien la guardó con extrema precaución. Ambos sabían que ese era un recurso vital para Ashley.

¿Están listos para irnos? —preguntó el moreno, escrutando a los agentes con preocupación.

No te preocupes por nosotros, Ashley es la prioridad. —respondió Athina mientras se ponía de pie con determinación.

Entonces, el objetivo está claro. —Luis tomó una barra de metal con decisión. —¡Ven ya, Sancho Panza! ¡Rescatemos a la princesa Dulcinea!

Te vas a hacer daño. —comentó Leon, arrebatándole la barra de metal y arrojándola a un lado con cuidado.

¡Oye! ¡Era mi lanza! —se quejó Luis. —¡Bien, hay prisa! Lo tengo.

¿Se supone que tú eres Don Quijote? —bromeó Athina al pasar junto a Luis, una sonrisa juguetona en su rostro.

¿Te estás burlando? —preguntó Luis, siguiendo a los agentes de cerca, su rostro mostrando una mezcla de determinación y camaradería.

Comenzaron su ascenso hacia la superficie, pero Leon no pudo evitar retomar su interrogatorio hacia Luis, aún mostrando un escepticismo palpable hacia el español.

𝐀𝐏𝐇𝐑𝐎𝐃𝐈𝐓𝐄──────LEON S. KENNEDYᵕ̈ Where stories live. Discover now