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𝐸𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟

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𝐸𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟...

“La urgencia de encontrar a Ashley se hacía cada vez más palpable, y los agentes luchaban incansablemente contra estas amenazas inesperadas. Sus mentes estaban llenas de preocupación por el destino de la joven, y avanzaban con determinación, sin perder la esperanza de encontrarla sana y salva en medio de la devastación del castillo.”

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Con paso firme, los agentes emergieron del castillo y se encontraron bajo el cielo abierto. Los altavoces del lugar retumbaron una vez más, anunciando con irritante previsibilidad la inminente presencia de un pequeño anciano conocido por su genio irritable.

¡Oh, señor Kennedy! Tiene poco de caballero, ¿Verdad? —la voz de Ramón resonó a través de los altavoces, provocando un inevitable gesto de molestia en ambos agentes.

El que tiene poco de caballero eres tú, ¿cómo te atreves a ignorar a una dama? —Athina preguntó, exasperada por la constante indiferencia.

Su princesa tiene un temperamento bastante fuerte. —Ramón respondió, una vez más haciendo caso omiso de Athina y provocando un pequeño tic en su ojo debido a la irritación. —¡Puedo decir que nos ha puesto las cosas muy difíciles!

Debe haberlo sacado de Athina. —Leon intervino, esperando obtener alguna respuesta de Ramón, pero este permaneció en silencio, dejando a los agentes con más preguntas que respuestas.

Sin más demora, Leon y Athina continuaron su travesía, adentrándose en una habitación donde se encontraron con dos soldados dispuestos y dos de esas criaturas ciegas, similares a la que Leon había enfrentado anteriormente.

Carajo, ahora son dos de ellos. —Leon se quejó, llamando la atención de Athina, quien buscó rápidamente información al respecto. Leon le explicó lo que había descubierto sobre cómo eliminar a estas criaturas de manera eficaz, y juntos se prepararon para abordar el desafío que tenían frente a ellos.

La lucha fue feroz mientras eliminaban a todos los enemigos que se cruzaban en su camino. Cada paso los acercaba más a los gritos angustiosos de Ashley, alimentando su urgencia por llegar hasta ella. Finalmente, al abrir una puerta, se encontraron con una escena aterradora: Ashley estaba atrapada entre dos soldados, su rostro adornado con extraños dibujos en rojo, y su expresión revelaba un temor profundo.

—¡Ashley! —ambos agentes gritaron, tratando de acercarse a ella, pero la joven los detuvo con desesperación.

¡No! ¡Deténganse! —gritó Ashley con voz temblorosa.

𝐀𝐏𝐇𝐑𝐎𝐃𝐈𝐓𝐄──────LEON S. KENNEDYᵕ̈ Where stories live. Discover now