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𝐸𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟

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𝐸𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟...

“Athina, sin dudar, sacó una granada de su bolsillo y la arrojó hacia los soldados. Un segundo después, la granada explotó, dispersando a los enemigos en pedazos.
Comenzó así una intensa persecución, mientras los agentes avanzaban y eliminaban a los aldeanos que se cruzaban en su camino.”

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Mientras avanzaban por los terrenos del castillo, la situación se volvía cada vez más caótica. Los aldeanos infectados parecían surgir de todas partes, y la lucha se intensificaba con cada paso que daban.

Leon, con su pistola y escopeta en mano, demostraba una destreza innegable en el combate. Su puntería era excepcional, y cada disparo que realizaba era preciso y mortal. Los aldeanos caían uno tras otro, incapaces de acercarse lo suficiente como para representar una amenaza real. Su experiencia como agente era evidente en cada movimiento que hacía, esquivando ataques y respondiendo con una precisión letal.

Athina, por su parte, demostraba una agilidad sorprendente. Con su cuchillo y su pistola, se movía con gracia y rapidez. Sus movimientos eran fluidos, y parecía anticipar los ataques de los aldeanos antes de que estos sucedieran. Cada corte de su cuchillo encontraba su objetivo, y sus disparos eran certeros. Era como si hubiera nacido para el combate, y su confianza en sus habilidades era palpable.

La cooperación entre Leon y Athina era asombrosa. Se cubrían mutuamente las espaldas, alertándose ante cualquier amenaza que se aproximara. Sus tácticas eran eficientes y sincronizadas, como si hubieran estado trabajando juntos durante años.

A medida que avanzaban, la cantidad de aldeanos infectados parecía no disminuir. La lucha era constante y agotadora, pero los agentes se mantenían firmes. Sabían que debían encontrar a Ashley y salir de ese castillo antes de que la situación empeorara.

Cada pasillo y sala que atravesaban estaba llena de peligros. Trampas mortales, criaturas grotescas y trucos retorcidos diseñados por Salazar para detenerlos. Pero Leon y Athina no se detenían. Cada desafío que enfrentaban solo los motivaba a seguir adelante, determinados a cumplir su misión.

La adrenalina fluía a través de sus venas mientras luchaban sin descanso. Cada victoria sobre un enemigo les recordaba por qué habían aceptado esta misión. Estaban dispuestos a enfrentarse a cualquier obstáculo para rescatar a Ashley y poner fin a la pesadilla que se cernía sobre el castillo. Su valentía y habilidades eran su mejor arma, y estaban decididos a demostrarlo en cada paso del camino.

La escalada los llevó a lo alto de una torre, y su llegada fue recibida por la siniestra aparición de uno de los gigantes que ya habían enfrentado antes. Sin embargo, esta vez el gigante estaba protegido por una imponente armadura que lo hacía aún más formidable.

𝐀𝐏𝐇𝐑𝐎𝐃𝐈𝐓𝐄──────LEON S. KENNEDYᵕ̈ Where stories live. Discover now