Viajero Perdido - [Cinco y T/n]

Cap. VII: Destellos azules.

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Me gusta pensar que el destino es incierto, pero justo. Que nada es casualidad y todo tiene un propósito. Como nuestro encuentro.
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Un nuevo día en el Reino había llegado y con ello, la noticia de una reunión para conocer a los pretendientes de la princesa. Miriam abrió los ojos al darse cuenta de que esto podría ser una oportunidad.

No sabia porque Cinco buscaba a la princesa, pero si lo hacía era porque era necesario.

Miram corrió hacia las cabañas apenas tuvo el periódico en sus manos. Mientras que Cinco discutía con su hermana Allison.

- ¡Maldicion, Allison! ¿No quieres regresar a casa? ¡Esto es necesario!

- ¡Yo te lo advertí, Cinco! Si algo salía mal, no lo volvería hacer. Además ¿no recuerdas por quien estamos aquí?

Cinco guardo silencio mientras su respiración comenzó acelerarse.

Ahí estaba otra vez, su fiel compañero: la culpa.

- ¡Bien! Al diablo.

Cinco salió del lugar agitado topandose con Miriam que paró en seco en cuanto lo vio.

- ¡Cinco! Hay una oportunidad. Esta noche fuimos invitados a la fiesta de pretendientes.

Cinco se sentó en las escaleras viejas de madera y Miriam se sentó a su lado dándole el periódico.

- Esa fiesta es para conocer a los pretendientes de la princesa. Todos acostumbran a presentarse hacia ella e indicarles el cortejo. Somos los encargados de la comida nuevamente.

Cinco miro con atención aquel periódico. Miriam tenía razón.

- Empaquemos la comida. Iremos al castillo Real.

Miriam sonrió y acató de inmediato la orden.

Cinco estaba ansioso por largarse de una buena vez y hacer lo que hizo a los catorce años; desparecer de la vida de sus hermanos.

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- Pero quita esa cara, hermanita. Deberías estar feliz.

- ¿Feliz? ¿Debería estar feliz porqué me van a obligar a casarme con un idiota de ahí fuera? Si claro. Como tu vida es tan fácil, Ben.