Capítulo 39

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S a m

Abrí los ojos y me sentí algo desorientada hasta que me encontré con Mia enredada entre las sábanas blancas. Dormía plácidamente, me giré un poco para alcanzar mi móvil y ver la hora. Pero en ese momento Mia me lanzó por encima una pierna y un brazo enroscándome por completo en su fragancia y el calor de su piel.

Vale Sam, mantén la calma. Son solo amigas ¿No?. Me decante por estarme quieta y no mover un solo músculo, pero ella se siguió moviendo hasta que se hizo un hueco en mi cuello. Y no había cosa que me pusiera más nerviosa que sentir su aliento ahí. Se me erizo la piel al instante y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, por no hablar del calor y la humedad que sentía. Maldita Mia.

Descansé mi mano en su espalda e inconscientemente me encontraba dibujando círculos sobre ella. Se removió y alejé el contacto de nuestras pieles. Abrió los ojos un poco y enfocó su vista en mi,  rápidamente cerré los ojos haciéndome la dormida. Pensé que al darse cuenta de cómo estaba sobre mí iba alejarse, pero se quedó en la misma postura y volvió a cerrar los ojos volviendo a caer rendida. Yo luchaba por calmar mis pulsaciones pensando en cualquier cosa irrelevante, pero teniéndola a ella tan cerca se me hacía imposible. Al cabo de no se cuanto tiempo, logré calmarme un poco y deje que el peso de los parpados ganase la batalla.

- Sammy, despierta- No se cuanto tiempo había pasado desde que me volví a quedar dormida. Me froté los ojos y me envolví con el edredón blanco y esponjoso de Mia.- Venga dormilona- susurro con un tono de voz áspero.

- ¿Qué hora es?- pregunte sin voz y sin salir de mi escondite.

Mia tiró con suavidad del edredón y se sentó abrazando sus rodillas a mi lado.

- Son las 11:30, te despertaba porque voy a correr un rato. Pero oye, tú te puedes quedar aquí como si fuese tu cuarto.

Rápidamente cogí mi móvil para verificar la hora y tenía razón, no me estaba mintiendo. Yo no solía dormir tanto, ¿Qué había pasado?.

- Mierda- dije con un gran suspiro y llevándome la mano a la boca.

- ¿Qué ocurre?- pregunto preocupada- ¿Tenías algún compromiso? Yo le hable a Harry y me dijo que hoy tenías el día libre por eso no te desperté antes.

¿Pero cuántas horas llevaba despierta? La miré interrogativa alzando mi ceja derecha. Estaba vestida con ropa de deporte y peinada con una trenza larga. Dirigí la mirada a su escritorio y vi el portátil abierto. Así que había estado estudiando, hacía tiempo que no hablaba con ella sobre los estudios, se que odiaba su carrera, pero a pesar de ello no pretendía dejarla por sus padres. Me senté a su lado y la miré con una expresión somnolienta, mientras ella estaba con el rostro perfectamente iluminado.

- Tengo una amiga, se llama Gina- bostece y volví a frotarme los ojos.

- No había escuchado hablar de ella. Cuéntame ¿Qué ocurre con Gina?- preguntó con entusiasmo.

- No vive en la ciudad. Pero tenemos mucho contacto y la quiero como una hermana. La conocí en una de las casas de acogida y es un poco desastre. Por lo que en momentos importantes me avisa para que la llame y la despierte- solté una risita- Porque la muy tolay apaga el despertador y sigue durmiendo.

- Entiendo que hoy tenías que llamarla- soltó con una sonrisa dulce.

- Exacto, tenía una entrevista de trabajo. Pero con todo el lío de ayer no me puse la alarma.

Desvié la mirada de Mia, al mencionar lo de ayer me había azotado el recuerdo de todo lo ocurrido. De que tengo un hermano al que mi madre le va hacer pasar lo mismo que yo, de la bofetada, el tener que soportarla de nuevo... Tenía que hacer algo, pero no sabía el qué. No conocía a ese crío, ni siquiera sabía su nombre. Pero no podía permitir que cayera en mano de los amigos de Andrea.

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