Capítulo 4

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Samantha

   Después de dar los resultados y recoger todo junto con Eric y Gus. Volvimos al centro de la ciudad. Como ya era tradición después de las pruebas solíamos ir a una cafetería que está cerca de mi residencia a tomar unas cervezas y picotear algo. La cafetería estaba igual que el primer año que llegué a la ciudad. Una pequeña barra de madera con unos taburetes tapizados de color rojo y algún que otro borracho jugando a las tragaperras. Era un sitio de mala muerte, pero como solía estar vacío a esas horas, íbamos y celebrábamos cualquier acontecimiento con la excusa de beber y reírnos juntos. Ahora que no estábamos en época de competición nos podíamos dar esos privilegios, una vez metidos en torneos no solíamos beber alcohol.

- ¿Te lo puso difícil la diva?- preguntó Gus con cierto retintín.

- No te creas. ¿Al final quién ganó?- contesté con la cabeza bien alta.

- Sam, superó en tiempo a cualquiera de las chicas del equipo. Algo si te tuvo que costar- añadió Eric dando un trago de su cerveza- Y hace tiempo que no vemos tanto talento- añadió.

Tenían razón, ninguna chica del equipo había sido capaz de ponerme en esa tesitura nunca. Era rápida, corría con técnica, habilidad y su mirada al hacerlo se transformaba. Lo disfrutaba, con una pasión que no había visto antes. Me gustaría volver a correr a su lado. Detente, Sam. ¿Qué estás pensando?.

   Gus estaba intrigado desde que dije que iba hacer las pruebas con ella, porque nunca había cedido ante nadie. Y mucho menos por una novata de primero. La realidad es que Alice me lo suplicó y no quería decepcionar a mi compañera el primer día, después del recibimiento que le había hecho. Además tenía curiosidad, no lo voy a negar, y después de ver su capacidad no me arrepiento de haberle dado la oportunidad.

  Después de un par de cañas decidí que era hora de irme. Cuando entré en la habitación me encontré con Alice sentada sobre su cama con unos auriculares y los ojos hinchados. Me acerqué con sigilo y me senté a los pies de su cama. No se había percatado de mi presencia hasta que notó el peso de mi cuerpo en el colchón. Me miró con vergüenza por haberla pillado llorando y se quitó los auriculares dejándolos a un lado  junto con su móvil.

- ¿Qué ocurre?- pregunté con tacto.

- Nada- Tomó una bocanada de aire y abrazó sus rodillas.

- Vamos, suéltalo- la animé.

- Mia... Cree que hay bandos y que estoy en el tuyo. Estaba hecha una furia por no haber entrado en el equipo y creo que lo pagó conmigo- confeso con nerviosismo.

- ¿Y tú qué hiciste?- pregunté atónita.

Soltó una risa ligera antes de contestarme.

- La mandé a ducharse hasta que se le bajaran los humos- soltó divertida- Sé que odia que estemos mal y se le pasará enseguida, pero de primeras es una cabezota orgullosa.

   Suena a chica complicada.

- Bien hecho, entonces- dije uniéndome a su risa- Oye, ¿Me dices cuál es su habitación?.

Alice me miró interrogativa hundiendo las cejas. La vi dudar a la hora de darme una respuesta.

- ¿Le vas a pegar o qué?- preguntó totalmente en serio, cruzándose de brazos- Porque eso no lo voy a permitir.

Solté una carcajada y me incorporé. ¿Pero de qué se cree que soy capaz? Tengo que rebajar mi frialdad.

- Verás, eso de que no entró en el equipo no es del todo cierto. Quiero ir a darle el equipaje y la bienvenida- informé alzando la bolsa que traía en la mano con el equipaje del club.

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