° Capítulo 12 °

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Abracé a mis padres mientras miraba de reojo la silueta del chico de ojos azules. Subí al coche sin apartar la vista del punto en el que Levi se había quedado.

-¿Cómo te ha ido? -pregunta mamá.

-Cuéntanos todos los detalles -agrega papá.

-He hecho nuevos amigos, realmente agradables. Estoy esperando con ansias conseguir señal para enviarles un mensaje -replico mirando la ventana-. Participé en el remo de kayak, fue todo un desafío y me caí al agua repetidas veces, sacándole un par de risas a mis compañeros.

-El remo nunca ha sido nuestra fortaleza -dice papá.

-Puede ser que no, pero trabajé con... -aún no me siento seguro de mencionar su nombre así que lo omito-, otra persona para un concurso.

-¿Ganaron?

-Pues claro que sí.

-¿Qué más hiciste? -interfiere mamá.

-Como actividad opcional y extra cuidé a los niños. Mi parte favorita era la hora del almuerzo porque contaban sus sueños con una ilusión que te hacían imaginar sus palabras tal cual y como las describían.

-Siempre has sido un encanto con los chiquillos. Estoy segura de que te adoraban.

-¿Quién no lo haría? -contesto divertido-. Debo admitir que la comida era deliciosa a pesar de no contar con una extensa variedad y la calidad de los platillos mejoró muchísimo cuando un campista se inscribió para ayudar en la cocina.

-¿Tenía talento para la cocina?

-Sí, uno casi innato, hacía que el proceso de preparación se viera increíblemente fácil y lo realizaba sin esfuerzo alguno, con la precisión exacta en respecto a las cantidades necesarias de los ingredientes.

-Hacen falta Chefs que se parezcan a ese chico que describes -comenta papá.

-De hecho es el mismo chico con el que participé en la carrera de kayak que acabo de mencionar. Por cierto, esa victoria fue de los mejores momentos de mi vida. Vencimos a un chico egoísta que siempre buscaba llamar la atención. Reaccionó mal ante su derrota y poco tiempo después lo expulsaron del campamento.

-Ese tipo de personas no aprecian a otros como es debido, ni tampoco se percatan del daño que generan con su comportamiento -opina mamá.

-El asunto no termina aún. El chico expulsado, llamado Lucas, era uno de mis compañeros, sin embargo, cuando estalló de rabia e intentó soltar un puñetazo a uno de mis amigos, solicitamos un cambio de cabaña y así se hizo.

-Madre mía, qué desastre, pero al menos la pasaste bien e hiciste amigos -responde ella.

-Sí, también hice otro par de cosas, por ejemplo, me inscribí en orientación sin brújula. Ahora sé cómo ubicarme sin necesidad de utilizar mi celular, solo debo fijarme en el nombre de las calles, así dejaré de perderme cuando salga de compras y ya no los molestaré pidiéndoles que vengan a recogerme -mi comentario hace que ambos suelten una risa-. Me había olvidado de mencionarlo, pero mis compañeros de cabaña y yo hoy tuvimos un desayuno buffet.

-No sabía que tuvieran esa opción incluida -dice papá.

-No la tienen, fue un premio por un concurso que trataba acerca de inventar una historia parecida a las que contaba un señor anciano junto con su nieto antes de la hora de dormir.

-¿De qué trataba su historia?

-Sobre dos criaturas que desconocían de la existencia el uno del otro. Ambas tenían las mismas necesidades y en un punto del destino tuvieron que encontrarse. Ante la situación que se presentaba, tuvieron que ayudarse mutuamente para sobrevivir. Representa el momento exacto en el que te topas con alguien inesperado y te das cuenta de las cosas que tienen en común. También muestra la importancia de la comunicación, el trabajo en equipo y el... amor. Porque nadie puede elegir cuando enamorarse de una persona ni tampoco lo vemos venir. Al percatarnos del sentimiento, empezamos a desarrollar un tipo de dependencia hacia esa persona, ya que, para existir, necesitamos de otros, sin excepción.

-Nos hubiera encantado estar ahí para escucharlo -contesta mamá y se queda viéndome a través del espejo retrovisor-. ¿Hay algo más que quieras decirnos, cariño?

-De hecho, sí... -hago una pausa y tomo aire-, conocí a una persona que en muy poco tiempo se convirtió en alguien realmente importante para mí y compartí momentos inolvidables durante el mes que estuvimos juntos -ambos me dedican una sonrisa alentadora para que siga hablando-. Durante las tardes salíamos a correr en los senderos para adentrarnos en el bosque, admirar la naturaleza y buscar a las criaturitas que habitaban en el lugar. Durante la noche íbamos a nadar al lago para hacer carreras y ver quién llegaba primero al otro extremo y luego mirábamos las estrellas. Durante la madrugada permanecíamos en silencio, envueltos en un abrazo cálido mientras observábamos el amanecer. Y esa persona me preparaba las mejores meriendas, pues como dije antes, era ayudante en el comedor.

-Suena a que realmente disfrutabas su compañía -dice papá.

-Así es, su simple presencia me hacía feliz y me causaba... mariposas.

-¿Mariposas? Creo que alguien experimentó las sensaciones del amor -responde mamá con un tono divertido.

-Sospecho que sí -rasco mi nuca.

-¿Podemos saber quién es?

Me quedé callado durante unos segundos que parecieron toda una vida. Necesito dar este paso, llevo tiempo queriendo decirlo y a pesar de que me cause inseguridad, no quiero esperar más. Doy un respiro profundo, siento un leve escalofrío que me recorre el cuerpo e intento tranquilizarme para que mi voz sea firme, sin tartamudear. Sin detenerme a considerar otra vez lo que estoy a punto de decir, lo suelto sin más.

-Su nombre es Levi. Es un chico.

-¿Te gusta un chico? -cuestiona papá y se gira en mi dirección mientras la luz está en rojo.

-Me gustan los chicos -digo nervioso-, en especial Levi.

-Eso es genial -habla mamá con una espléndida sonrisa.

-¿Lo es? -contesto sin poder ocultar mi entusiasmo.

-Pues claro, sobre todo porque se nota que tienes interés en él. Es muy lindo cuando uno está enamorado y pude percibir el brillo en tus ojos cuando estabas hablando de Levi. Siempre hemos querido que crezcas sin límites, excepto cuando una situación te ponga en riesgo y lo más importante para nosotros como tus padres es verte feliz.

-¿Entonces no les molesta que sea gay?

-Por supuesto que no, es parte de ti y ambos amamos cada parte de ti -habla papá-. Lamento si te hemos hecho pensar que no podías confiar en nosotros para contarnos esto desde antes.

-Hace poco me sentí completamente seguro -mis ojos se desvían ligeramente y mi madre se da cuenta.

-Lo confirmaste cuando lo conociste.

-Así es, el único problema es que no sé si lo volveré a ver.

-Pueden permanecer en contacto -sugiere papá.

-Sí, pero no me agradaría tener una relación a distancia.

-Podrías intentarlo, cuchurrumín.

-Primero debería decirle lo que siento. Espero sea correspondido.

-Estaremos aquí para todo lo que necesites -afirma mamá-. No olvides que te aceptamos tal y cómo eres, Noah.

-Gracias -los miro a ambos con una sonrisa y cierro mis ojos mientras me recargo en el respaldo del asiento.

A pesar de que mantuvimos una conversación gran parte del trayecto de vuelta a casa, sentía un vacío casi inexplicable. Sabía con certeza que la sensación de haber perdido una parte de mí se debía a que había abandonado el campamento y que lo había dejado a él.

No quise detenerme a pensar mucho más en ello, relajé mi respiración y dejé mi mente en blanco. Lidiaría con la situación de Levi cuando no me sintiera tan solo. Con el tiempo, iré asimilando la situación hasta acostumbrarme. El punto más importante era aclarar mis emociones y pensar cómo se las explicaría al chico de penetrantes ojos azules.

Lidiaría con mi enamoramiento después de dormir.

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