° Capítulo 3 °

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Al llegar al campamento, me despedí rápidamente de mis padres con un abrazo y diciendo que los extrañaría. Luego me acerqué a la multitud de jóvenes que seguían las instrucciones de una mujer joven que hablaba con un megáfono.

Nos indicaba a qué grupo acercarnos dependiendo de nuestra edad. Cuando escuché la mía, me aproximé a la fila que se formaba del otro lado en el que yo estaba. Mientras caminaba, la brisa me golpeaba gentilmente el rostro. Antes de llegar a la fila, me detuve un momento para inhalar el olor silvestre de los pinos alrededor. Cerré los ojos mientras me invadía una completa sensación de paz.

Al abrirlos, noté la mirada de un chico alto con el cabello oscuro y unos ojos azules punzantes. Las facciones de su rostro parecían hábilmente talladas y a pesar de tener un ligero aire intimidante, su perfecta cara lo hacía ver muy frágil, como un objeto hecho de porcelana.

Llegué a la fila que me asignaron y él seguía en el mismo lugar. Entendí que formaremos parte del mismo grupo. Un señor se acercó a nosotros y nos guío a nuestra cabaña. Una vez dentro, una chica con rizos en el cabello sugirió que hiciéramos una presentación para conocernos.

Todos dijimos nuestros nombres y algo que nos agradaba, el último en pasar fue el chico alto. Se presentó como Levi y mencionó que le gustaba dormir. No me sorprendía, puesto que se había tirado en la cama tan pronto como entró al lugar.

Me puse una chamarra antes de salir con mis compañeros para ir al comedor. Al igual que en todas las cosas hasta ahora, él fue el último en salir. Levi caminaba silenciosamente detrás de nosotros mientras que Nial nos contaba su anécdota acerca de cuando se quedó un día entero viendo aquellos programas que tanto le agradan y cómo después terminó vomitando por comerse una pizza él solo.

El comedor estaba lleno de gente y el ruido era imposible de ignorar. Todo mundo hablaba de lo emocionados que estaban por las actividades extras que se anunciarán mañana. El ambiente estaba lleno de entusiasmo y alegría. Al pasear la mirada por el lugar, noté la larga fila que se extendía cerca de las bandejas de comida.

—Iremos a formarnos para la comida, mientras tanto intenten encontrar una mesa que esté vacía —menciona Macky con Ariana a su lado.

Asiento con la cabeza y me muevo hasta encontrar una mesa desocupada. Tomo asiento y percibo la presencia de aquellos ojos punzantes cuando él se sienta junto a mí. Al prestar un poco más de atención, noto que lleva puestos unos audífonos, como si intentara ignorar el mundo que lo rodea. Voltea a verme e intento evadir el contacto visual, pero me resulta imposible apartar la mirada de sus ojos. Sonrío,  y al hacerlo, una mueca se forma en su rostro y suelta un bufido. Aparta la mirada y se concentra en observar sus zapatos.

Macky y Ariana se acercan a la mesa, dejando encima un par de bandejas.

—Es todo el menú que hay disponible —contesta Ariana encogiendo sus hombros.

—¿Tienen algún sueño frustrado? —pregunta Lucas—. Yo quería tener un taller mecánico.

—Yo siempre quise ser gimnasta —dice Macky limpiándose con una servilleta.

—Yo soñaba con ser diseñador de ropa —habla Nial antes de dar un bocado a su sándwich.

—Yo quería tener más de 50 gatos y envejecer con ellos —replica Ariana tras beber de su jugo.

—Yo siempre quise aprender a tejer —contesto sin poder evitar desviar la mirada en dirección a Levi. No comprendo por qué no habla a menos que se le dirija la palabra—. ¿Y tú?

—Quería formar parte de una banda y ser el guitarrista.

—¿Tocas la guitarra? —interviene Nial.

—Tocaba.

—¿Por qué dejaste de hacerlo? —cuestiona Macky observándolo con curiosidad.

—Entraron a robar mi bodega y se llevaron el instrumento.

—¿No deseaste comprar una nueva? —ésta vez es Lucas quien habla.

—No hay nada que pudiera reemplazar la que antes tenía.

Nuestra conversación se ve interrumpida cuando una voz desconocida se escucha a través de los altavoces que se encuentran en las esquinas.

—Campistas, les pedimos que empiecen a retirarse si quieren llegar a tiempo para la hora de las historias cerca de la fogata.

—Andando, necesitamos encontrar un buen lugar —digo levantándome con rapidez y percibo que Levi imita la acción casi al mismo tiempo.

Él no emite ni siquiera un susurro, pero al ver sus ojos, siento que puedo leer las palabras que no ha pronunciado: "A mí también me gustan las historias".

Por primera vez, Levi se adelanta, salgo del comedor y me encamino a la fogata. Cuando llegamos todos, él está sentado justo en medio. No creo que sea consciente de que con solo estar sentado ahí, con una expresión seria y fría, asusta a la gente.

—Gracias por apartar los lugares —comenta Lucas.

Levi no responde, solo arquea una de sus cejas.

—Con tu cara de chico malo, espantas a cualquiera que quiera acercarse a ti.

Levi no deja de mirar a Lucas durante toda la historia y a mí me resulta complicado no mirarlo de reojo cada dos segundos. No parecía prestar atención a la historia que nos contaba un anciano junto con su nieto.

Aparentaba estar relajado, pero notaba la tensión en su cuerpo, sobre todo en su mandíbula apretada. Busqué algún otro signo de su tensión, sus puños estaban abiertos y reposaban sobre el tronco en el que estaba sentado.

Me sobresalté al escuchar que el tono de voz del anciano aumentó repentinamente. Me fijé en sus labios, entonaba las palabras con una pasión increíble y contaba con una maravillosa habilidad para darle vida a las historias del pasado de sus ancestros.

Al momento de regresar la vista en dirección a Levi, el lugar estaba vacío. La duda de por qué se había marchado a mitad de la historia me invadió la mente, pero me concentré en escuchar lo que quedaba del relato.

En el momento en que regresamos a la cabaña, instantáneamente mis ojos viajaron hasta la cama de Levi. No estaba acostado ni durmiendo. Revisé nuestro baño, tampoco estaba ahí.

Intenté dejar de preocuparme, quizás solo fue a dar una caminata y a despejar su mente. Intenté relajarme cuando entré en la ducha y el agua fría cayó sobre mi cuerpo, produciéndome un pequeño escalofrío. Intenté tranquilizarme cuando me metí a la cama e intenté cerrar los ojos para conciliar el sueño. Pero no lo conseguí.

Sigilosamente, salí de la cama y me puse los zapatos que dejé a un lado, con pasos lentos y cuidadosos, logré salir de la cabaña. No tenía idea de qué dirección tomaban mis pasos, pero tenía la estúpida sensación de que algo me guiaba.

Llegué hasta el lago donde se reflejaba el brillo de la luna. Al fondo del puente, una silueta alta se encontraba sentada en la orilla.

—Creí que tus ojos me habían dicho que te gustaban las historias —hablo casi en un susurro.

Levi no se sorprende ante mi presencia, ni tampoco me brinda una respuesta.

—¿Por qué te fuiste?

Él encoge sus hombros.

Tal vez no le gustan las preguntas. Tal vez le caigo mal. Tal vez odia a todo el mundo. Tal vez es un amargado que prefiere estar solo.

—Prefiero el silencio —contesta con voz ronca.

Así que le hice caso. Permanecimos toda la noche observando la luna sin pronunciar palabra. Lo único que se alcanzaba a escuchar era el sonido de las hojas al chocar con el viento, el ligero movimiento del agua y nuestras respiraciones calmadas.

No me di cuenta de cuando caí rendido. Lo último que recuerdo fue haber escuchado un suspiro antes de sentir que una sudadera me cubría parte de la piel para después sentir que unos brazos me levantaron como si yo tuviera el peso de una pluma.

Desperté en mi cama y cuando abrí los ojos, Levi no estaba en la suya. Maldije por lo bajo, y cuando noté la sudadera que llevaba puesta cubrí mi cara con la almohada.

AmnesiaWhere stories live. Discover now