° Capítulo 6 °

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Finalicé todas las actividades y honestamente, mi cuerpo quedó realmente agotado. Deseaba darme un baño y dormir durante una semana entera, pero ya me había inscrito en el voluntariado para ayudar en la cocina. 

Me preguntaron mi nombre y la experiencia que tenía en la cocina. Antes de poder empezar a preparar algo, pusieron a prueba mi paciencia. Lo primero que hice fue lavar los platos, una tarea aburrida. Más tarde tuve que ordenar las bandejas donde se serviría la comida de la cena. Cuando el chef estaba a punto de agendarme otra tarea, me negué y le pedí cocinar alguna merienda, al fin y al cabo, estaba ahí para eso.

El chef me permitió cocinar unas baguettes rellenas. Aquella receta la había practicado varias veces para cenas familiares o cenas del trabajo de mi madre. No tardé mucho en terminar y al hacerlo, el chef halagó mi talento, diciendo que cocinaba con semejante pasión y sencillez que hacía ver el trabajo menos pesado y complicado de lo que en realidad era.

La hora de la cena llegó, en ese momento me hubiera encantado quedarme lavando los platos y no sirviendo la comida. En el comedor hacía calor por la extensa cantidad de personas que permanecían ahí y por la temperatura de los aparatos, así que tuve que quitarme mi sudadera, quedándome en camiseta y con mi delantal amarrado.

Me costaba admitirlo, pero estaba esperando que una persona en específico se parara en frente mío y no dejara de mirarme mientras servía la cena. No tuve que esperar mucho más, pronto sentí una mirada fija en mí.

Cuando Noah se acercó, noté un leve temblor en sus manos, evitaba mi mirada. Me hubiera encantado poder leer su mente para saber que tanto pensaba. Parecía perdido y su expresión no indicaba nada aparte de querer salir corriendo. Una sonrisa ladina se dibujó en mis labios cuando se alejó dando grandes pasos hasta llegar a nuestra mesa de siempre, dándome la espalda.

Una vez finalizada la hora de la cena, me retiré del comedor. Regresé a la cabaña y me di un baño, tan pronto como terminé me acerqué a la cama para envolverme entre las sábanas. Había sido un día agotador y no quería hacer otra cosa que no fuese dormir.

—Oye, ¿así que ahora eres el qué cocina las meriendas? —es la voz irritante de Lucas—. Qué patético, tu trabajo es igual de inútil que tú, no puedes conseguir nada bueno porque tú no lo eres.

—Lucas, no deberías hablarle de esa forma —interviene Ariana.

—Sí, ahora soy el que cocina —contesto con un gruñido y volteo a verlo fijamente—. Me aseguraré de ponerle veneno a tu próxima comida.

Sin más que decir, me acosté dándole la espalda y cerré los ojos con fuerza.

—Tu comportamiento es muy grosero e irrespetuoso, ¿quién te crees para ofender a Levi? —dice Nial.

—¿Quién te crees tú para defenderlo?

—No importa quién sea, no tienes derecho alguno a decir semejantes estupideces.

—Nial —advierte Macky con un tono inseguro en la voz.

—Dime una razón para no molestarlo y si es lo suficientemente válida dejaré de hacerlo.

—Es un ser humano, tiene sentimientos y puedes dañarlos con tus malditos comentarios que no aportan nada bueno. Aparte, es nuestro compañero y yo lo considero un amigo.

—Vaya, no creí que fueras tan idiota —ríe con amargura—. ¿Tú crees que ese tipo tiene corazón? ¿Piensas que él te considera un amigo?

Me levanto de la cama para acercarme a ambos, ambas chicas y Noah me observan con la duda marcada en las expresiones de su rostro.

—Todo ser humano tiene un corazón. Todo ser humano merece un amigo —replica Noah con firmeza.

Lucas se acerca a él fingiendo un aire amenazante, Nial permanece en su sitio.

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