20 | Miedo a los truenos

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Christopher

Las lluvias en Londres no cesaron desde que Rachel no está.

Se fue el fin de semana a Phoenix por la graduación de una de sus hermanas, celebración a la que obviamente no fui invitado y ni me interesa ir. Ella intentó que fuéramos todos, pero sabía que insistirme en eso era un caso perdido, y los mellizos sorpresivamente decidieron quedarse conmigo.

Sorpresivamente no, en realidad a Milenka le hastía las personas y a Owen tampoco le gusta los lugares donde hay mucha gente.

En años pasados me habría perdido por ahí para coger y beber todo un fin de semana. Ahora tengo que quedarme en mi casa a cuidar a mis hijos.

El brillo de un relámpago ilumina la ventana y segundos después suena su trueno haciendo retumbar el vidrio. Lo ignoro siguiendo con mis cosas, hasta que escucho los pasos de cuatro pequeños pies entrando al estudio. Dos niños en pijama y descalzos que se posan a mi lado.

Los miro y me sostienen la mirada.

—¿Qué? —les pregunto.

—Hay muchos rayos afuera —dice Milenka.

—Si, es lo qué hay cuando hay tormentas.

—¿Nos podemos quedar contigo? —pregunta Owen y noto como tiene agarrada la mano de su hermana.

—No nos gustan esos rayos —lo secunda la otra.

Es evidente que al que no le gustan los truenos es a él, pero Milenka siempre habla en plural.

—Son solo truenos, no les harán nada estando aquí adentro —intento hacer que le resten importancia para poder seguir con lo mío.

Pero unos instantes después otro relámpago tiñe las ventanas seguido de otro trueno mucho más fuerte que los anteriores haciendo que todo retumbe.

Owen da un respingo notorio y su hermana su apega más a él.

Levanto a ambos dejándolos en mi regazo, trabajar así es incómodo, pero el sonido de otro trueno hace que Owen me abrace más ocultando la cara en mi pecho. Por inercia me reclino más en la silla dejando que mi hijo se recueste más sobre mi en lo que pongo mi mano en su espalda, evitando que le de un ataque por el miedo, ya que lo siento agitado.

Normalmente es Rachel la que se encarga de calmar sus ataques, lo abraza como si fuera un peluche y él se deja llevar por la calidez de su madre hasta que todo en él se regulariza.

Estar con ella lo calma.

Pero ahora ella no está y a mi no se me dan esas cosas. Milenka también se recuesta sobre mí acercándose a su hermano y los estrecho a ambos. Nos quedamos así un rato, lo siento más tranquilo que antes, pero no como me gustaría, así que me enderezo, cierro la laptop y me levanto cargando con ellos, uno en cada brazo.

—¿A donde vamos? —pregunta ella curiosa.

—A la cocina.

Camino hasta allá y cuando llegamos bajo a Milenka.

—Elijan comida, vamos a ver una película.

Levanta la cabeza de mi hombro.

—¿La verás con nosotros?

Asiento y sus ojos se iluminan al igual de los de su hermana que empieza a tomar todo lo que puede con sus pequeños brazos. Owen me señala lo que quiere y lo tomo. Cuando ya lo tenemos todo salimos y Milenka va hacia el living queriendo dejar todo en la mesita frente al sofá.

—Ahí no —la freno y me mira—, a mi cuarto.

—¡Pijamada! —grita eufórica y corre para adelantarme.

Sin cuervos | Fanfic PPWhere stories live. Discover now