18 | Pelea por el cariño de mamá

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Christopher

Hace mucho que no me tomaba un día libre de no hacer nada y estar tranquilo, así que decidí que hoy sería uno de esos días. Obligue a Rachel a quedarse también. Los mellizos avisaron que no iban a quedarse esta noche, por lo que casi ni los vi en todo el día.

Y ahí estábamos nosotros tirados en el sofá, o más bien yo tirado sobre ella intentando dormir algo. Ella con su película y palomitas casi que no me nota.

—Hola, cariño —escucho hablar a Rachel.

Levanto la vista y veo a Owen entrando aún vestido con ropa militar y su bolso colgando del hombro. Más pendiente de su celular que de nosotros.

—Hola —le devuelve el saludo.

—¿Qué haces aquí? —le digo— ¿No te ibas a quedar en la central?

Mi voz lo hace apartar la vista de su teléfono para clavar la mirada en los brazos de su madre que me envuelven.

—Iba —responde sin apartar los ojos—. Te buscan afuera.

Frunzo en ceño.

—¿Quién? No me avisaron de seguridad.

—Porque te estoy avisando yo ahora —me mira—. Preguntaron por ti y les dije que te avisaría en vez de ellos.

Me paro de mala gana sintiendo automáticamente la falta de calor que me estaba dando Rachel. Me pongo la camiseta y paso al lado de Owen que me sonríe con las manos en los bolsillos.

Salgo pero me quedo ahí en la entrada, el chico no va a hacer que camine hasta allá, desde donde estoy llamo a los de seguridad.

—Señor Morgan —hablan.

—¿Alguien me busca?

Dos segundos de silencio.

—No señor... ¿iba a venir alguien?

—No que yo sepa, mi hijo dijo que había alguien afuera preguntando por mi.

—Nadie pregunta por usted, señor. Él entró solo en su auto y fue directo al garaje. ¿Le enviamos las cámaras?

—Si.

Le corto y en nada me envían la grabación de hace unos minutos donde efectivamente se lo ve en su auto entrando, nadie llegó después de él. Me pellizco el puente de la nariz «el maldito lo hizo a propósito»

A veces olvido lo mucho que Owen odia ver a Rachel abrazar a otras personas. Incluido yo. A la única que tolera un poco más ver que la abrace es a su hermana. A veces.

El problema es que a mi también me molesta verla abrazar a otros. Cuando era niño se lo dejaba pasar, pero ya hace rato que dejo de ser un niño.

Con el enojo creciendo me doy vuelta y vuelvo a entrar. Voy al salón con la intención de tirarme otra vez sobre mi mujer, pero como a nadie le gusta verme tranquilo, me encuentro a Owen en brazos de su madre, ocupando exactamente mi lugar. Robándose mi calor y mis caricias.

—No había nadie afuera —digo con fastidio.

—¿No? —responde sin ningún ápice de culpa— Debí haberme confundido —se re acomoda sobre Rachel cerrando los ojos—, a veces no veo bien.

Entrecierro los ojos mirándolo y luego a Rachel, que frunce los labios queriendo contener la risa ante la situación pero sin dejar de acariciar su pelo.

—Ya veo —me acerco—, te mandaré a hacer unos lentes entonces —tomo su tobillo y de un tirón lo arrastro hasta hacerlo caer fuera del sofá—, así ves mejor a quien jodes.

—¡Christopher! —chilla Rachel pero no la dejo ni sentarse que me acuesto sobre ella otra vez.

Lo escucho quejarse en el piso, pero ni me giro a verlo.

—¿Te dio frío? —me burlo— En el comando tienes miles para que te den calor. Ve y elige, que tu madre es mía.

—Oye... —intenta calmar Rachel— el sofá es grande y tengo dos brazos.

—Déjalo, siempre se me olvida que el pobre no tuvo una madre que le diera amor —suelta con ironía y lo miro de reojo cuando se posa frente a nosotros—, pero yo si tengo una, ¿cierto ma, que me amas mucho?

Le dedica esa mirada tierna que hace solo con y para ella.

—Si, amor —le dice con dulzura—. Te amo muchísimo —estira su mano para tomar la de él y le besa el dorso.

—¿Nunca nos dejarás? —sigue.

—Nunca —intenta irse pero ella lo retiene—. Deja de decirle eso —lo reprende y él le sonríe devolviéndole el beso también en su mano.

Lo miro con la peor de mis caras y él con la mejor de las suyas. Coge su bolso del piso dirigiéndose a las escaleras.

—¡Recuerda que tu ascenso a teniente depende de mí! —grito.

No me responde y sigue su curso.

—¿Te das cuanta que tienes celos de tu propio hijo? —habla Rachel.

—Yo no tengo celos de nadie —me defiendo—, es él el que te cela a cada rato.

—¿De donde habrá sacado eso...?

Escondo más mi cara en su cuello.

—Yo ya estaba aquí, tranquilo, y él no iba a venir.

—También es su casa, Christopher —apoya su mejilla contra mi cabeza—. Y ya está grande, no necesita avisar si viene o no.

—Es mía, él solo vive bajo mi techo...

—¡Es de todos!

Pasan unos segundos donde ambos estamos en silencio.

—Hubiésemos ido a nuestro cuarto como quería —me quejo.

Siento su pecho vibrar por la risa. Logramos volver a la tranquilidad de antes unos cuantos minutos, hasta que de fondo se oye como la puerta de la entrada se abre y vuelve a cerrarse. No tengo que levantar la mirada para saber quien es.

Otra que no me va a dejar tranquilo.

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En el cap no lo aclare, pero acá los mellizos tienen 20 años. El lunes subo la continuación de este.

PD: gracias por los 30k, el fanfic llegó más lejos de lo que pensé en tan poco tiempo, los amo 🥹❤️‍🩹

Sin cuervos | Fanfic PPWhere stories live. Discover now